La alta dependencia de maíz amarillo golpeará directo al precio de alimentos, advierten

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En el contexto de crisis alimentaria y un incremento en el precio del dólar, pequeños productores de maíz y consumidores se han quedado en medio de las acciones del gran comercio: aquel de las grandes empresas que dominan el mercado nacional y el de la dependencia que México tiene con el maíz de Estados Unidos.

Los precios de la tonelada de maíz, la principal actividad agropecuaria de México, no atiende los nuevos costos de producción que aumentaron tras la eliminación de fertilizantes nacionales y con un dólar que ya ha alcanzado los 19 pesos por unidad en las primeras semanas de 2016.

De acuerdo con especialistas esto tendrá consecuencias en los precios de la canasta básica, y no será sólo en el precio de la tortilla como se ha visto en los últimos dos meses, sino en la carne de res, pollo, cerdo y lácteos, ya que casi la totalidad del maíz amarillo que se requiere para la producción de alimentos, y del que México es altamente deficitario, se compra a Estados Unidos.

El 8 por ciento de la producción nacional corresponde a maíz amarillo e importa entre 7 y 10.9 millones de toneladas de este producto al año. México ocupa el segundo lugar con el mayor número de importaciones de este grano a nivel internacional, lo cual lo vuelve vulnerable ante cualquier alteración de la oferta mundial.

De acuerdo con la Agencia de Agricultura de Estados Unidos, de 2010 a 2011, México incrementó las importaciones de maíz un 29.7 por ciento con 10.7 millones de toneladas.

Según un reporte del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) de la Cámara de Diputados, aún cuando se cubre prácticamente la totalidad de la demanda del maíz blanco con la producción nacional, el país es deficitario en maíz amarillo, específicamente grano amarillo No. 2, que tiene diversos usos, entre los que destacan el pecuario, almidonero, el harinero, para diversos alimentos procesados como las botanas; por lo cual se tienen requerimientos de importación superiores a los 10 millones de toneladas.

En el ciclo de 2013-2014, las importaciones de maíz fueron equivalentes al 48 por ciento de la producción nacional.

Para Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente de la organización El Barzón, comentó a este medio que hace tiempo se creía que comprar maíz del extranjero era más barato que producirlo, pero el incremento en el precio del dólar enfrentó al país con el desmantelamiento de su base productiva de maíz amarillo, lo que lo deja en una posición de desventaja.

Ante el cuestionamiento de si México podría aumentar la producción de este grano, aseguró que sí, aunque actualmente el Gobierno federal no brinda ningún estímulo para ello.

“En México no se produce la cantidad necesaria de maíz amarillo para alimentar a los animales comestibles, al ganado, y el aumento en los niveles de consumo humano de estos productos y un dólar más caro provocan que las importaciones sea más costosas. Las consecuencias se sienten ya directamente al momento de comprar huevo, carne de pollo o cualquier otro alimento de la canasta básica”, comentó.

EN RIESGO EL MAÍZ DE CONSUMO

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La mayoría de los pequeños productores de maíz viven en la pobreza. Foto: Cuartoscuro

En entrevista con SinEmbargo, Pedro Torres Ochoa, representante del Frente Democrático Campesino de Chihuahua explicó que con los agricultores, el problema actual no es el de la comercialización, el producto se vende, el problema son los precios, “no hay forma de compensar los costos de producción del maíz”.

Los agricultores a nivel nacional han demandado un reacomodo en los precios y mejores subsidios, ya que la mayoría de los insumos, por importarse del extranjero, han aumentado su precio de manera drástica.

De acuerdo con un estudio realizado por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), en México se siembran actualmente 9 millones de hectáreas de maíz; se producen alrededor de 23 millones de toneladas y se importan hasta 12 millones anuales.

Sin embargo, tan sólo de 2013 a 2014, el pago a los productores por tonelada de maíz se redujo 41 por ciento. Actualmente, su precio se ubica en los 4 mil 235 pesos, pero se prevé que para 2017, el precio regrese a los 3 mil pesos.

Desde la experiencia de los productores de Chihuahua, la siembra de maíz se ha convertido en una actividad con muy poca rentabilidad.

“El costo de producción ya está en 24 o 25 mil pesos por hectárea y para cubrir eso es necesario producir 10 toneladas del producto. Se necesita un rendimiento muy alto. Cualquier problema que se tenga con la siembra provoca pérdidas. Hace dos años el precio del maíz daba más rentabilidad, los insumos eran más baratos. Pero pasando el tiempo se ha encarecido más. Ahorita ya es un problema grave para los productores, la rentabilidad de la siembra de maíz se está perdiendo entre más pasa el tiempo”, comentó Torres Ochoa.

Entre las consecuencias de esto, agregó, muchos de los productores han dejado de sembrar maíz criollo, que es más sensible a los cambios en el clima. Ahora han optado por la siembra de maíz amarillo que venden por contrato, lo que asegura la venta y los protege de cualquier disminución en el precio, pero que no los beneficia en caso de que éste mejore.

Para Ramírez Cuéllar, el problema con el maíz blanco sí está en la comercialización, ya que el 80 por ciento de los productores de maíz no logran entrar a la agricultura por contrato; transitan por el mercado libre, en el que señala Cuéllar, les pagan lo que quieren, hacen harina de maíz y los afectados son los consumidores de tortilla. “Existen varios eslabones en la cadena de comercialización. Uno es el de empresas acopiadoras, que son coyotes que hay en los pueblos o rancherías; otro de empresas generales de depósito que tienen el control absoluto de almacenes de mercado de depósito de granos; y las grandes empresas que adquieren maíz, lo procesan y lo convierten en harina. Ahí se abre otra cadena, muy perversa en la que solamente Minsa y Maseca tienen el control y la dominancia de ese mercado de la harina de maíz que es convertida en tortilla. Esa red de intermediarios, tanto la del coyote como la de grandes empresas procesadoras, son las que distorsionan de manera severa el precio”.

A lo largo de 2016, el precio de la tortilla ha ido en aumento en varias regiones del país, marcado diferencias de hasta el 80 por ciento. Según información del Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados (SNIIM), el precio promedio ponderado del kilo de tortilla al 14 de marzo es de 12.69 pesos, aunque hay regiones

por ejemplo, en Hermosillo, donde se vende a 19 pesos por kilo; en Mexicali, a 18 pesos; en Campeche, a 16.25 pesos; Acapulco, a 16 pesos, y Morelos, a 15 pesos el kilogramo.

Sin Embargo

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