Sin razón científica para no sembrar maíz transgénico: Agrobio

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Alejandro Monteagudo, director general de Agrobio, señaló que no hay razón científica o de salud que impida la siembra y comercialización de maíz transgénico en México, “sólo es cuestión de voluntad política, de decidirse y que se animen a hacerlo”.

En entrevista, el también presidente ejecutivo de Agrobio, que aglutina a las principales empresas de producción de organismos genéticamente modificados (ogm), entre ellos Monsanto, Bayer
CropScience, Dow AgroSciences, Pioneer y Syngenta, expresó que “sólo es cuestión de animarnos a hacerlo”, ya que se tiene el marco regulatorio desde hace once años, se cuenta con 20 años de experiencia a nivel internacional en la siembra de este tipo de productos y, sobre todo, tiene aval científico.

“Hay una amplia base científica con el consenso internacional de tipo científico en el sentido de que esta tecnología es inocua, de que esta tecnología trae beneficios para el campo y es una tecnología de la que México no se puede privar, de la cual México debe investigar y debe darse a los académicos y a la misma autoridad la oportunidad de seguir generando conocimiento.

“La Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) dice que estos son productos inocuos, que se pueden consumir. No tienen ningún efecto para la salud y esa es la razón por la cual los consumimos desde hace 20 años, y seguramente los vamos a consumir por más años”, dijo Monteagudo.

En marzo pasado el Segundo Tribunal Unitario en materia Civil y Administrativa notificó una sentencia de apelación en la que ordena a Sagarpa abstenerse de de otorgar permisos para la liberación o siembra de maíz transgénico, en tanto se resuelve la demanda de acción colectiva promovida en julio de 2013 por 53 personas, entre productores, académicos y ambientalistas, quienes piden que se nieguen los permisos de liberación o siembra de maíz transgénico en todo el país.

Al respecto, Monteagudo refirió que con esta acción México, que fue pionero en la década de los 80 en crear organismos genéticamente modificado, hoy ha quedado rezagado, además de que, al no tener suficiencia para producir y cubrir la demanda de maíz, tiene que importar la tercera parte de lo que se consume en el país, a un costo anual de 50 mil millones de pesos, de Estados Unidos, donde el grano es genéticamente modificado.

Durante cuatro años, de 2009 a 2013, abundó Monteagudo, México sembró transgénicos, y hoy queda atorado, cuando se conmemoran 20 años de siembras comerciales de cultivos genéticamente modificados en el mundo y cuando el impacto positivo de la tecnología se ve reflejado en cifras como: más de 179 millones de hectáreas sembradas el año pasado; mil 500 millones de hectáreas sembradas desde 1996 al 2015; 18 millones de productores que siembran transgénicos, y más de 150 mil millones de dólares en beneficios económicos, con casos de éxito en Argentina y Brasil, donde el primero tiene 24 millones de hectáreas sembradas, principalmente de soya y maíz, y el segundo con más de 44 millones de hectáreas sembradas.

Por su parte, Enrique Sánchez, director del Servicio Nacional de Sanidad e Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) expresó que los ogm son una herramienta en la agricultura que hay que evaluar con mucho cuidado, “y si funciona, bienvenido, y si no, pues no se usa”.

Destacó que en México se está probando y refirió que el algodón que se produce en el país es transgénico.

“En la producción de oganismos genéticamente modificados en el mundo está la soya; el maíz amarillo para consumo animal, el algodón. Por ejemplo, en México el algodón fue modificado para poder producir. México fue campeón en producción de algodón, y el gusano del algodón, el picudo, destruyó la producción; después se desarrolló una autodefensa al algodón para que ese insecto en particular, solamente ese insecto, si lo ataca no pueda hacerle nada.

“Antes, para producir algodón se tenía que aplicar hasta 14 cargas de pesticidas y se mataba ese insecto y todos los demás, además era carísimo, y dejamos de producir algodón. Cuando entra este proceso científico de modificación, volvimos a ser exportadores de algodón”, expresó Sánchez.

La Crónica

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