El aguacate provoca enfrentamientos entre productores y empacadores

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TANCÍTARO, Michoacán.- La capital mundial del aguacate no es ajena a la crisis de precios que afecta el bolsillo de los mexicanos. En Tancítaro, Michoacán, la organización de pobladores, productores y trabajadores agrícolas que hizo frente a los tiempos violentos persigue nuevos objetivos. Es una auténtica rebelión de los aguacateros.

Un productor recorre su huerta con radio en mano. En la frecuencia se reportan los movimientos sospechosos, entradas y salidas al municipio. La coordinación de los habitantes ha dado resultados: los asesinatos, secuestros y extorsiones quedaron atrás. Aquí nadie paga mil pesos por hectárea al crimen organizado, como ocurría hace unos años.

“Ese sentido de unidad que se generó por la inseguridad ahora lo estamos aprovechando para exigir un precio justo y que nuestro trabajo sea bien pagado”, explica el agricultor. Poco se sabe que en la capital del llamado oro verde, productores y empacadores llevan meses enfrentados.

“Desgraciadamente se han convertido en una mafia y eso no ayuda a la industria”, dice a Milenio el representante de los productores en Tancítaro, Javier Mora, quien enumera las razones de su molestia: una mala temporada, la exigencia de certificaciones comerciales y roces con las empresas empacadoras que son intermediarias en el mercado.

Ante este conflicto, el director de la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México (Apeam) hace un llamado a la conciliación.

“El productor va con el empaque y hacen la negociación comercial, es el libre mercado. No pueden estar el uno sin el otro, es un mal necesario. Como en el matrimonio, se tienen que poner de acuerdo”.

Según cifras de la Apeam, ocho de cada 10 aguacates vendidos en Estados Unidos son mexicanos. Michoacán es considerado el principal productor y exportador en el mundo.

Entre sus municipios, Tancítaro ocupa el primer lugar con 20 mil hectáreas certificadas. Quizá por eso el fruto no se oferta en el mercado local y el guacamole escasea en sus restaurantes: todo se vende afuera.

La rebelión de los aguacateros

La rebelión de los aguacateros en Tancítaro inició en febrero pasado, durante una asamblea de productores. Uno de ellos tomó la palabra y planteó un cambio en las reglas. Después de eso, los agricultores votaron para convertirlo en su líder. Javier Mora recuerda así el episodio:

“Me paro y les digo: ‘¿En qué están pensando señores?’. Digamos que alboroté a la gente en el sentido de reclamar lo que es justo. Y se dio el momento, el polvorín estaba puesto, lo que hacía falta era una chispa”.

Pasaron varios meses antes de que el conflicto estallara. Entre tanto, los agricultores padecían los precios de una temporada atípica. El gran volumen de producción bajó el kilo a 19 pesos, algo que —según explican— apenas cubría sus costos.

En paralelo, la Apeam introdujo nuevos trámites para cumplir con las reglas del mercado estadounidense. Con más costos, los productores se sentían acorralados.

Finalmente en junio, cuando los precios del aguacate se elevaron considerablemente en el mercado, no hubo alivio en los huertos. De un día para otro, los empacadores redujeron el precio de compra a los agricultores en 40 por ciento, de 50 a 30 pesos por kilo, aproximadamente. Era la chispa que faltaba.

En respuesta, los productores decidieron paralizar la industria durante la primera semana de julio. No cortaron ni vendieron nada. Las movilizaciones y protestas en Tancítaro iniciaron el viernes 2 y se extendieron hasta el sábado 9. En esos días, los campesinos tomaron las instalaciones de la Apeam y de las juntas locales de Sanidad Vegetal.

Fue necesario iniciar un diálogo. Las partes se reunieron y llegaron a varios acuerdos, entre ellos, la regulación del intermediarismo en la industria, la definición de porcentajes para las cuotas de productores y empacadores, y el establecimiento de un precio de referencia en dólares.

Las manifestaciones incrementaron la presión sobre el municipio aguacatero. El punto de mayor tensión ocurrió el pasado 17 de julio, cuando los pobladores impidieron el ingreso de la Policía Estatal.

Sobre estos hechos, un integrante del Consejo de Seguridad Municipal, quien solicitó el anonimato, relata: “Vino personal de la Policía Michoacán con la comisión de derribar una de nuestras casetas de vigilancia. La gente del ayuntamiento se manifestó en contra. Había como dos mil personas y todos decidieron que se tenía que detener al personal”.

Desde ese día, se reforzó la vigilancia en los accesos. Los habitantes de las comunidades cercanas se dividen en turnos y ocupan, con arma en mano, las barricadas construidas durante el ingreso de las autodefensas.

“Nosotros nos dedicamos al aguacate y los ratos libres es que apoyamos en la seguridad. Nos conocemos entre todos y a quienes vienen de fuera se les detiene para cuestionarlos, así controlamos quién entra y quién sale”, explica uno de los vigilantes.

‘Somos miles’

Pero el movimiento de los aguacateros no quedó en protestas. Manuel Ruelas, uno de los productores, formó una sociedad de producción rural que exporta diariamente 20 toneladas sin necesidad de intermediarios. En los hechos, su iniciativa plantea un cambio radical en los esquemas tradicionales de comercialización.

“Nos presionaron demasiado los empaques, tuvimos que aventarnos y abrir el mercado”, comenta Ruelas en entrevista. Con ocho años en el negocio del aguacate, ahora vende en California, Estados Unidos, y busca incursionar en Texas.

“No queremos que los intermediarios hagan dinero con nuestro dinero. Estamos integrando a más productores que hayan despertado su conciencia y tengan el interés de exportar su fruta directamente”, señala.

Para la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México estos esquemas deberían permitirse, siempre y cuando se resuelvan los conflictos entre sus socios. “Espero la buena intención de las partes para el diálogo. Tenemos que lograr que sobreviva la industria, no quiero ni pensar que fuera al revés”, reflexiona su director.

Por su parte, los productores están satisfechos con los avances. Su representante en Tancítaro afirma: “Nosotros tenemos una fortaleza: los agricultores somos miles.

“Los empacadores y comercializadores son cuarenta y tantos. Pero esa fortaleza no la habíamos hecho valer nunca. Creo que lo estamos logrando”.

Registros

Actualmente, la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate, tiene registradas 46 empresas empacadoras y más de 19 mil productores en México.

En la temporada anterior (2015-2016) se exportaron a Estados Unidos 866 mil toneladas de aguacate mexicano. Este país es el primer importador del producto, seguido de Francia, Japón y Canadá.

Según la Secretaría de Economía, la producción de aguacate mexicano representa más de 30 por ciento de la cosecha mundial. Aunque existen 400 variedades, la que más se consume es el aguacate Hass.

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Sipse

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