Mímimo, el impacto ambiental en los cultivos transgénicos: EPA

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El impacto ambiental en los cultivos de semillas transgénicas es mínimo, por lo que no hay por qué temer a su producción en el mundo, aseguró, el jefe de la oficina de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), del Gobierno de Estados Unidos, Chris A. Wozniak.

Los riesgos a los que teme la población se refieren al flujo genético, a parientes silvestres que podrían modificar su estructura genética y con ello, en un posible caso de ocurrir, se podría generar supermalezas difíciles de controlar en la agricultura y alterar la diversidad de especies al obstaculizar su desarrollo natural. Sin embargo, esto es solamente una teoría, expuso.

En México existen tres cultivos potenciales genéticamente modificados que son el algodón, soya, maíz; en cuanto a, algodón el 95 por ciento de la superficie cultivada se realiza con semilla genéticamente modificada, en la soya se otorgaron permisos de alrededor de 250 mil hectáreas en 2012 pero al año siguiente se retiró, al encontrar granos de polen del cultivo en miel de abeja que se iba a exportar a Europa, comentó el profesor e investigador del Colegio de Postgraduados, Leobigildo Córdova Téllez.

Esta situación afecta a los productores de soya en los estados de la península, Veracruz y Tamaulipas, al no poder utilizar la biotecnología para aumentar la producción y competir en el mercado internacional y reducir el impacto ambiental con disminución en insecticidas y herbicidas.

En cuanto al maíz, explicó el estudioso, se han realizado pruebas experimentales y piloto, previo a la siembra comercial en Estados fronterizos con Estados Unidos, no obstante no se ha pasado a la fase comercial por una demanda interpuesta por agricultores e investigadores en la Suprema Corte de Justicia (SCJN).

Los opositores intentan argumentar los efectos adversos en el medio ambiente y salud y de que no se tomó en cuenta la opinión de los pueblos indígenas, por lo que en estos días se definirá la situación del conflicto liderado por grupos ambientalistas como Greenpeace e investigadores.

En tanto David Haro, del departamento USDA, explicó que el proceso de regulación del flujo genético puede evitarse, separando en distancia y tiempo los diferentes tipos de cultivos transgénicos y no transgénicos y la producción de orgánicos de la misma especie.

Aclaró que todo el proceso de regulación lo lleva a cabo la empresa productora para su comercialización, el Gobierno solamente se limita a verificar que se lleven a cabo de manera adecuada.

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