Afecta sequía campos de cultivo y ganado en la zona norte

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Salamanca, Guanajuato.- Habitantes de la comunidad El Huaricho enfrentan una situación precaria por la falta de agua, los jefes de familia diariamente tienen que recorrer dos kilómetros para acarrear en botes el vital líquido que extraen de pozos cercanos a la presa El Zapote.

Las afectaciones por la sequía son evidentes en esta comunidad ubicada al norte del municipio, pues los campos de cultivo comienzan a resentir el retraso del temporal de lluvias, así como también el ganado se ha visto afectado, por la falta del vital liquido la gente tiene que consumir el agua que se extrae de los pozos aunque no esté limpia.

Ante la baja presión que se tiene en la red de agua potable en la localidad, algunos lugareños han optado por pagar fletes de agua, para abastecerse de agua, lo cual ha repercutido directamente en su economía, ya que la mayoría de los habitantes de la comunidad se dedican a actividades relacionadas con el campo. Renato Juárez campesino con 58 años acuestas, recorre montado en su burro cerca de 2 kilómetros para sacar agua del pozo y vaciarla en dos botes de 40 litros cada uno, posteriormente retoma el camino hacía su vivienda.

“Es difícil vivir así, bien dicen que si no hay agua, no hay vida, se necesita para todo y aquí no tenemos ni una gota, hay que bajar para traerla del pozo, a veces echamos un viaje pero hay días que tenemos que ir y venir varias veces” señaló el habitante.

Al interior de los hogares, hay recipientes donde se almacena el agua que se acarrea del pozo y que la gente utiliza para necesidades como ir al baño, bañarse lavar ropa y trastes.

En promedio las familias de esta comunidad están conformadas por cinco integrantes y el agua se tiene que racionar, regularmente el encargado de bajar al pozo por el vital líquido tiene que realizar por lo menos dos viajes.

En las inmediaciones de la presa El Zapote hay cinco pozos, dos están prácticamente secos y los tres restantes a veces no son suficientes para abastecer a los habitantes de la zona, quienes utilizan botes amarrados con cuerdas para extraer el vital líquido.

“Aquí todos los días la gente tiene que ir al pozo para traer agua, es un peregrinar que nunca se acaba, no hay otra manera, si no la traemos hasta el poco ganado que tenemos se nos muere” aseguró María que vive en las faldas del cerro que alberga a la comunidad.

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