Soya, la semilla del siglo

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Los campos en las afueras de Mohall, Dakota del Norte, en Estado Unidos (EU), hasta hace poco eran un collage de lino azul, girasoles amarillos y trigo ámbar. Pero hoy, son parcelas verdes uniformes en el punto máximo de la temporada de cultivo durante el verano. El nuevo paisaje es gracias a agricultores como Eric Moberg, cuya sembradora neumática de 72 filas plantó miles de hectáreas de soya esta primavera. “Desde hace cuatro años que no teníamos cultivos de granos. Ahora constituyen casi un tercio de nuestra superficie”, afirma.

Su condado, azotado por el viento procedente de la frontera con Canadá, está a punto de cambiarla oferta alimentaria mundial. Mientras los países emergentes de Asia comen más pollo y cerdo, la soya que engordó a esas aves y puercos, proliferó en las granjas de todo el mundo a un ritmo más veloz que cualquier otro cultivo, y de esta manera cubrió un área 28% más grande con respecto a una década atrás.

Este año puede marcar un punto de inflexión. Después de casi completar la siembra, es probable que la soya desbanque al maíz como el cultivo que más se cosecha en EU, según los analistas.

La soya se plantó a gran escala en la sabana interior brasileña, las pampas de Argentina y en las principales zonas rurales de EU. El tamañode las cosechas dio un fuerte impulso a las economías de Brasil y EU en 2016. En la próxima década, el área de cultivo total será de más de 10 millones de kilómetros cuadrados en el mundo. Crecerá más que la cebada, el maíz, el algodón, el arroz, el sorgo o el trigo, anticipa el Departamento de Agricultura de EU (USDA, por sus siglas en inglés).

El triunfo de la soya depende de los ingresos de China. Las importaciones del país se triplicaron en la última década hasta un estimado de 93 millones de toneladas para este año, lo que equivale a 66 kilos por persona al año, o cinco barcos cargueros por día. El mes próximo, se espera la visita de delegados del Ministerio de Comercio de China al estado de Iowa, ricoen soya, para firmar un acuerdo que podría incluir una compra récord, afirma el Consejo de Exportación de Soya de EU.

Los envíos se fortalecieron, incluso, cuando se tambaleó la demanda china de materias primas industriales como el hierro y el cobre. “Se mantiene un ritmo continuo de crecimiento fenomenal”, dice Gert-Jan van den Akker, director de cadenas de abastecimiento agrícola de Cargill, la empresa de materias primas agrícolas.

La demanda mundial de alimentos básicos, como el trigo, aumentó en línea con el crecimiento de la población a alrededor de 1% por año. El consumo de soya se aceleró a 5% por año, incluso más que el maíz, el principal beneficiario de un agresivo programa de biocombustibles de EU.

Cualquier persona que compra en un supermercado sabe que la soya es un alimento versátil, la fuente del tofu y del aceite de cocina. La agroindustria también ha modificado los frijoles de soya en productos como tinta, alfombras y biodiésel.

“Es la única proteína real que tiene todos los aminoácidos esenciales para lograr una alimentación completa. Esa es la magia de la soya”, dice Soren Schroeder, director ejecutivo de Bunge, la procesadora de soya más grande del mundo.

La harina de soya abastece a las industrias cárnicas de EU, Brasil, Europa y otros países. Los mercados emergentes del Sudeste Asiático y Medio Oriente están dispuestos a consumir aún más, afirman los ejecutivos. Pero el principal motor del crecimiento fue un cambio en la dieta de los chinos. El USDA proyecta que China importará 121 millones de toneladas de soya en una década, 30% más del volumen de importación actual.

En 1989, cuando la primera sucursal de Kentucky Fried Chicken (KFC) abrió en Shanghai, el chino promedio comía alrededor de 20 kilos de carne al año. Después de casi tres décadas de aumento en sus ingresos, el consumo anual de proteína animal per cápita superó los 50 kilos. KFC ahora opera 5,000 locales en China y abrirá otros cientos este año.

La tendencia es hacia una población urbana que aumenta alrededor de 20 millones de habitantes por año, más rápido que la tasa de crecimiento general de China, ya que los residentes de la ciudad suelen comer más carne. “Comemos carne diario. Es mucho”, afirma Ahmat Barat, un taxista de 41 años de Urumqi, capital de la región Xinjiang en el noroeste de China. “Cuando era chico, no teníamos refrigerador en casa y solo podíamos comer carne una o dos veces por semana”.

Para satisfacer este apetito, la producción ganadera china dejó de ser una operación a pequeña escala, “en el patio trasero”, que consistía en dar restos de comida a los cerdos. Hoy es una empresa industrial. Datos del Ministerio de Agricultura, citados por diplomáticos estadounidenses, revelan que las grandes granjas avícolas crecieron de dos tercios a más de 90% del total de China, y las grandes granjas porcinas, se incrementaron de 16% a alrededor de 50% entre 2005 y 2015. Cargill, por ejemplo, construyó una granja avícola de 360 millones de dólares (mdd) en la provincia de Anhui que puede procesar 65 millones de pollos por año.

Las empresas involucradas en la alimentación de animales hacen que los magnates locales ganen fortunas: b, es director ejecutivo de la productora china más importante de alimento para cerdos, Twins Group, valuada en alrededor de 1,800 mdd. Como reflejo del aumento de las ventas, en el Dalian Commodity Exchange, la harina de soya actualmente es el contrato de futuros agrícolas con más operaciones.

Es posible que China sea el hogar ancestralde la soya, pero sus cosechas rara vez superan los 15 millones de toneladas. Es más cara la producción nacional que el producto importado.

En respuesta, las empresas construyeron un corredor internacional de soya. Cargill, con el grupo chino New Hope Group y otro socio local, abrió, en abril, una planta de trituración de soya de 100 mdd en una ciudad portuaria cercana a Beijing. United Grain recientemente gastó 80 mdd en el Pacífico con el fin de trasladar más soya y maíz a través de su terminal de exportación de trigo que se encuentra sobre el río Columbia, en el estado de Washington.

“Despachamos cinco buques de soya al mes”, que “normalmente se dirigen a China”, señala Brentt Roberts de United Grain, una unidad de Mitsui de Japón.

Los agricultores estadounidenses son muyconscientes de la importancia del comercio con China. Después de la elección de Donald Trump como presidente y en el marco de una plataforma de políticas proteccionistas, Global Times, la empresa estatal de Beijing, advirtió que “las importaciones de soya y maíz estadounidense sse paralizarán” si el gobierno cumple con las amenazas de imponer aranceles punitivos. Las relaciones entre Washington y Beijing han sid omás cordiales de lo esperado.

Sin embargo, los agricultores de EU fueron perdiendo participación de mercado frente a Sudamérica. Según el agregado agrícola de ese país en Beijing, el año pasado más de la mitad de las importaciones de soya de China procedía de Brasil, 35% de EU y 10% de Argentina. Según la agencia brasileña de estadísticas agrícolas (CONAB), la cosecha local de este año, de 114 millones de toneladas, fue un éxito.

La soya transformó la sabana que rodea a Sorriso, una ciudad del estado de Mato Grosso, donde la población aumentó de 17,000 a 83,l en 25 años. “La soya es el emblema, el motor de Sorriso. Nuestros agricultores son verdaderos héroes nacionales”, afirma Ari Lafin, alcalde de la ciudad.

Hoy, los productores intercambian mensajes por WhatsApp con el ministro de agricultura de Brasil, Blairo Maggi -un multimillonario de la soya-, manejan Land Rovers, usan relojes de marca y desafían la peor recesión en la historia del país. Según el IBGE, una oficina nacional de estadísticas, el ingreso per cápita de Sorriso se duplicó de 27,569 reales brasileños en 2010 a 57,087 en 2016, entre los más altos del país.

En la cosecha de 2017, los 2,23 millones de toneladas de soya empaquetados convirtieron a Sorriso en el distrito de mayor producción de todo Brasil. “Nuestro principal y más grande mercado es China”, señala Pozzobon.

El USDA predice que, a pesar de la superabundancia de cereales a nivel mundial, el segmento de la soya se prepara para un crecimiento vertiginoso en Brasil y Argentina durante la próxima década, incluso en “tierras no cultivadas”.

Esto provoca consternación en la región del Cerrado, en la sabana brasileña, que absorbe gran parte de la nueva siembra.

El Amazonas pudo librarse de más deforestación gracias a la moratoria de la soya que se acordó entre la industria y el gobierno en 2006, sin embargo, el pacto no contempla la región del Cerrado.

Últimamente, los precios de la soya están por debajo de los máximos de hace unos años por una sucesión de buenas cosechas en Norteamérica y Sudamérica. Pero eso no impidió más siembra. “Por años”, dice Guy Solemsaas, agricultor, “la demanda ha sido increíble”.

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