Reducción alarmante en producción de vainilla, alertan

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Pese a que la vainilla es un cultivo de origen mexicano, hoy enfrenta el problema de reducción alarmante en su producción con riesgo de desaparecer.

A esto se suma el robo del producto de que son víctimas los productores por parte de la delincuencia organizada.

Actualmente México ocupa el lugar 21 con una escasa producción de apenas 400 toneladas, frente a Madagscar, Indonesia, India y Holanda, principales naciones productoras, plantearon especialistas de la universidad Autónoma Chapingo (Uach) y del Instituto Tecnológico de Tuxtepec.

Juan Carlos Guzmán Salas, profesor investigador de Fitotecnia de la Uach, denunció el “contubernio que existe entre la delincuencia organizada y los procesadores de vainilla, pues este producto es muy lucrativo ya terminado, su precio oscila entre los 7 mil y hasta los 12 mil pesos el kilo de vainilla”.

Araceli Pérez Silva, profesora investigadora del Instituto Tecnológico de Tuxtepec, Oaxaca, comentó que los productores mexicanos tienen una demanda extraordinaria de vainilla, pero lamentablemente no pueden satisfacer las solicitudes del extranjero y las nacionales.

Dijo que a pesar de que México es país origen de vainilla y cuenta con su denominación respectiva, no está entre los principales productores.

Aseguró que “si el productor contara con apoyos y elevara su producción, éste saldría de su pobreza”.

Por lo anterior, expresó, debe existir una política de Estado porque la vainilla es un producto que se domesticó en México, es un cultivo originario que se dio a conocer en el mundo y que durante 300 años fuimos el único país productor de ahí que todos “debemos poner nuestro granito de arena para rescatar este cultivo”.

En el tercer día del Foro Campesino celebrado en la Uach se analizó la problemática de la producción, procesamiento y comercialización de la vainilla, donde el subdirector de Extensión y Servicio de la Uach, Pedro Ponce Javana, consideró urgente impulsar, desde la academia, una política pública para esta orquídea.

La Jornada

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