Trabajando con tecnología de última generación, y con una capacidad para procesar hasta 350 toneladas de fruta en un día, Martínez de la Torre cuenta con la empacadora más importante de limón persa de México, desde la cual se exporta este cítrico a diversos destinos de Europa, Estados Unidos, Canadá y Japón, dio a conocer el gerente de operaciones de B&S Grupo Exportador, Adolfo Arroyave.
Debido a la demanda de los mercados internacionales, la empacadora ha modernizado y ampliado al doble la superficie y el quitamiento de sus instalaciones, alcanzando una capacidad de procesar hasta 350 toneladas de limón en un día, cantidad que varía dependiendo la temporada y del ingreso de fruta, su temporada alta se concentra de mayo a agosto y de septiembre a diciembre.
El entrevistado precisó que el proceso de calidad comienza durante la cosecha, cuando el productor cuidará de realizar el corte de una manera adecuada y observando realizarlo en las horas de menos humedad en el día, generalmente entre las 11:00 y 13:00 horas, evitando la lluvia y el rocío.
Resaltó que el producto se recibe en sus instalaciones directamente de los campesinos, eliminando así la presencia de intermediarios en la cadena y generando una mayor ganancia para el agricultor; esto se hará en rejas de plástico perfectamente sanitizadas, llamadas bins, con una capacidad de 450 kilogramos del fruto, mismo que es conducido a una máquina preseleccionadora que, mediante un sistema de cámaras, detectan color, tamaño, textura y defectos.
El empresario señaló que la empacadora cuenta con alta tecnología y métodos de lavado, los cuales atienden hasta en un 90 por ciento la calidad del fruto y el 10 restante continúa en la línea, procesándose de forma manual, lo cual garantiza una alta calidad en la fruta final.
De esta manera, explicó, se eliminan de la línea aquellos frutos que no cumplan con las características requeridas por los clientes, pues en el mercado internacional se clasifica por categorías y tolerancias de acuerdo con los usos y preferencias y los requisitos fitosanitarios de los principales mercados: Japón, Estados Unidos, Francia y el resto de Europa.
“Estamos eliminando un limón de segunda o de tercera que no es apto para seguir el proceso, y la tecnología garantiza que la línea de selección sea constante a lo largo del día; estas cámaras garantizan siempre el mismo parámetro de selección. Aquí se establecen los parámetros de selección que aplican para los diferentes mercados por su tamaño y características”.
Ya depurada la selección, se inicia con el proceso de lavado, en una cama con 20 cepillos automatizados que enjabonan y cepillan la fruta simultáneamente, limpiándolos de todas las impurezas superficiales; posteriormente se deja que el producto repose en una tina con una solución de cloro, a una concentración de 200 partes por millón, para que continúe con su proceso de sanitización durante un minuto.
A continuación, se seca la fruta haciéndola pasar a través de un sistema de cuchillas de aire, turbinas y cepillos de nylon que hacen que se elimine el excedente de agua, lo cual es indispensable para la fase del encerado del limón, procedimiento que lo cubre con una cera de grado alimenticio, mismo que ayuda a darle mayor vida de anaquel al evitar que se deshidrate y al protegerlo de organismos potencialmente dañinos, toda vez que tarda de 20 a 25 días en llegar al destino final.
Una vez encerada la fruta, es trasladada a una segunda máquina clasificadora, la cual, mediante rodillos sensibles y cámaras de alta sensibilidad, clasifica los limones según su textura, color y tamaño, de acuerdo con los 22 criterios, cada uno de los cuales constituye un producto diferente para exportar al destino final según los requerimientos del cliente.
Enfriado en cámaras especiales y a una temperatura de hasta siete grados centígrados, el limón persa es enviado finalmente en transportes equipados con cajas termo que conservan la temperatura del producto hasta su destino final, y que cuentan con termógrafos que va midiendo la temperatura de operación de todo el trayecto. Cuando llega a su destino el cliente puede hacer una lectura del comportamiento de la temperatura, “mantener la cadena de frío garantizada es un plus que no todas las empacadoras tienen”.
El limón persa conocido en México como limón sin semilla y en Estados Unidos como lima de Persia (Persian lime) o lima de Tahití (Tahitian lime), es un fruto que comenzó a introducirse en los mercados mexicanos desde 1975; sin embargo, su cultivo en escala comercial arranca a mediados de la década de los ochenta, desarrollándose principalmente en la costa del Golfo, en los estados de Veracruz, Tabasco y Yucatán.
Aunque el cultivo de este producto es de reciente introducción, ha presentado un crecimiento muy dinámico en la última década, debido a la gran demanda que tiene en el mercado norteamericano, porque sus regiones productoras tradicionales, Florida y California, fueron afectadas por graves problemas climatológicos que frenaron su producción.
Con 50 mil hectáreas sembradas y una producción de un millón 200 mil toneladas, Veracruz se ha convertido en el productor más importante a nivel mundial de limón persa, generando una derrama económica estimada en dos mil 400 millones de pesos, destacando la región de Martínez de la Torre con una extensión de 30 mil hectáreas sembradas, seguido por la región de Cuitláhuac, con alrededor de 17 mil hectáreas, y alcanzando un rendimiento de 8.9 toneladas por hectárea.
Asimismo, Veracruz concentra a 15 mil de los 25 mil productores considerados en el padrón nacional de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Fuente: Veracruz Info
Comentarios
comentarios