Las mujeres en México representan un potencial superior al 50 % de la población nacional y un sector económico de grandes dimensiones que no está debidamente valorado, dijo la senadora Mely Romero Celis, quien consideró hace falta crear y fortalecer la organización de este segmento demográfico, que ha permanecido rezagado en el contexto de actividades económicas y sociales del país.
Por tal motivo, en la Confederación Nacional Campesina se creó la Conferencia de Mujeres Rurales A. C., que preside desde ahora la senadora Romero Celis, del estado de Colima, y la diputada de Tamaulipas, Griselda Dávila Beaz, como secretaria general, a fin de integrar al sector femenino en los procesos productivos del campo, en la educación, la salud y el financiamiento de las acciones productivas que tienen que ver con los alimentos que demanda la población.
En el salón Emiliano Zapata de la CNC, la senadora Mely Romero destacó la necesidad de revalorar al campo y a la mujer rural como factores destacados dentro del marco socioeconómico nacional, y apuntó que se requiere una mayor comprensión y solidaridad de parte de la población urbana y de las instituciones federales, respecto de la importancia que tiene la población rural y el campo en particular.
La senadora puntualizó que el campo aún representa una salida para plantear soluciones productivas de alimentos y de arraigo de la población rural en sus lugares de origen, al mismo tiempo que es uno de los principales factores para enfrentar los grandes desafíos de nuestro tiempo.
Se refirió en concreto a la pobreza extrema, la inseguridad alimentaria, la migración, la búsqueda de tranquilidad social, el respeto al estado de derecho, el mayor acceso a servicios de protección de la salud y educativos, mayores oportunidades de empleo y la certidumbre en las políticas públicas para alentar la producción, innovación, productividad y competitividad. Todo ello, dijo, con sustentabilidad.
Mely Romero se pronunció por aprovechar al 100 % los recursos del campo y sostuvo que el medio rural es la base para generar el desarrollo económico sustentable que demanda el país y “estamos seguras que las mujeres son capaces de participar en proyectos productivos y tener éxito” expresó tras anunciar la creación de cadenas de valor para una adecuada y equitativa transformación y comercialización de los productos agropecuarios, pesqueros y agroindustriales.
Debemos tener objetivos claros y ambiciosos, dijo, para dejar de ser un país de crecientes importaciones y convertir al campo en fuente de empleos permanentes y de creciente productividad en un mercado global competido.
Asimismo, propuso estructurar programas de capacitación permanente, con énfasis en el fortalecimiento de cadenas de valor, esquemas de impulso a la organización para la producción, el financiamiento, la transformación y comercialización, teniendo presente la defensa de los intereses de los productores.
La senadora colimense señaló la urgencia de incrementar los recursos dirigidos específicamente a mujeres indígenas para su formación y el desarrollo de sus capacidades, que deben de acompañarse con infraestructura productiva e insumos.
No hay que olvidar, afirmó, la integración de programas de aprendizaje de nuevas opciones productivas, como: turismo rural; artesanías; microindustrias, empresas de servicios, instalación de farmacias; manejo de empresas para fines turísticos, etc.
Respecto de la educación rural, expresó que es necesario integrar un sistema nacional de educación, investigación, capacitación y asesoría para los productores del medio rural que accione de manera coordinada. Al respecto, dijo que se ha iniciado un proceso de coordinación con la Dirección General de las CEBETIS, que comprende más de 500 planteles de la SEP en todo el país. “Necesitamos garantizar una educación de buena calidad para las niñas, niños y jóvenes del campo”, expresó.
Propiciar que el modelo educativo y de ciencia y tecnología tenga una estrecha relación con el sector productivo, a fin de dar respuesta a sus requerimientos.
Finalmente se refirió a la promoción de una “Red de protección social en salud” en el medio rural, frente a la creciente carga de enfermedades y desnutrición en el campo y la necesidad de mejorar los servicios para el cuidado materno infantil, de vacunación y prevención de enfermedades, como la diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia, las neoplasias (en especial cáncer cérvico-uterino, de colon y de mama), males del sistema circulatorio, el tabaquismo y alcoholismo y de control de riesgos del trabajo por agentes físicos y químicos, entre otros padecimientos.
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