Maíz, cruzada anti transgénicos

De acuerdo con investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), en el país se han documentado alrededor de 60 razas de maíz, de ellas 35 se encuentran en el estado de Oaxaca, lo que representa más del 50 por ciento de la diversidad del grano presente en la entidad.

El investigador Flavio Aragón Cuevas y un grupo de expertos elaboró un catálogo de las especies nativas de la entidad; la delegación de la Sagarpa en Oaxaca asevera que hay apoyos para incentivar su conservación; la Confederación Nacional Campesina asegura que son escasas las ayudas. Y compañías internacionales libran batallas legales para lograr que en México se permita la siembra y comercialización de semillas transgénicas.

Nunca como ahora el maíz había estado sujeto a discusiones científicas y debates acerca de su futuro. La base de la alimentación de los mexicanos enfrenta una disputa entre conservar sus especies nativas o autorizar modificaciones genéticas que permitan mejorar el rendimiento y potenciar su siembra, o preservar su originalidad, con múltiples propiedades curativas y alimenticias.

En medio de ello están presentes los anuncios triunfalistas institucionales de apoyos al campo que convive con la lucha cotidiana de los campesinos, que en su gran mayoría realizan sus actividades agrícolas con herramientas antiguas y dependen de los ciclos de lluvia.

PATRIMONIO GASTRONÓMICO

De acuerdo con el maestro en Ciencias Aragón Cuevas, una raza se considera a un grupo de individuos (maíces) relacionados que comparten características comunes (forma, color, cristalinidad, tamaño, hileras de maíz, clima y aprovechamiento, lo que les permite diferenciarse claramente de otros maíces.

Señala que quienes se han encargado de reproducir estas características de cada maíz han sido los pueblos indígenas, por lo que se podría decir que cada uno de los 16 pueblos originarios de Oaxaca son autores y preservadores de cada una de estas razas, que en general se le denomina maíces criollos.

Por ello se pueden encontrar granos en alturas que van desde el nivel del mar, hasta los tres mil 500 metros. Adaptándose a los diversos climas y microclimas que caracterizan al estado.

Recientemente, el integrante del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) junto con un equipo de especialistas concluyó la elaboración de un catálogo de 34 de las 35 especies que hay en Oaxaca, con detalles de su ubicación y características más sobresalientes, que a continuación se presentan.

SEMILLAS CON ESPECIALIDADES

Entre los principales se encuentran el “Zapalote grande”, tiene presencia en el Istmo de Tehuantepec (zapoteco, mixe, huave, zoque, chontal) y se siembra de 20 a 270 metros sobre el nivel del mar (MSNM). Se compone de 16 hileras más que el “Zapalote chico”. Requiere de 110 a 120 días para su maduración. Su grano es dentado de color blanco y amarillo. Se reporta como amenazado de desaparecer.

El “Zapalote chico”, es conocido como el “rey” del Istmo de Tehuantepec; su tamaño es debido a las condiciones ambientales del viento, la sequía y los suelos pobres y es especial para elaborar los tradicionales totopos.

Otro es el “Bolita” y se encuentra en los Valles Centrales, se siembra de los mil 200 a los mil 800 MSNM. Tiene granos casi redondos, de varios colores (morado, rojo, amarillo, blanco); la mazorca tiene pocas hileras, es de baja estatura, de maduración precoz, menos de tres meses. Aguanta las sequías y se producen tortillas muy buenas, en especial las tlayudas, además del tejate.

Otras especies son el “Olotillo”, “Tepecintle”, “Conejo”, “Pepitilla”, “Arrocillo”, que es una raza de maíz antiguo; “Vandeño”, “Comiteco”, “Chalqueño”, “Elotes occidentales”, “Cónico”, “Mixeño”, exclusivo de la región Mixe alta; “Elotes Cónicos”, “Nal-tel de altura”, “Nal-tel”, “Mushito”, “Tuxpeño”, que también se le llama “Veracruzano” y es la raza más empleada en programas de mejoramiento genético a nivel mundial.

Asimismo, “Serrano”, “Olotón”, “Serrano mixe”, que se desarrolla exclusivamente en la zona Mixe; “Olotón imbricado”, “Negro mixteco”, “Celaya”, “Chiquito”, “Serrano Oaxaca”.

El estudio indica que hay por lo menos otras siete variedades de las cuales no se han encontrado más referencias.

Entre éstos se encuentran el maíz “Ancho”, Cónico norteño”, el “Conejo tardío” y el “Cónico norteño”, con mayor presencia en la Mixteca Alta. Igualmente, el “Negro de tierra fría”; “Palomero toluqueño”, que se siembra en la Sierra Norte; el “Tabloncillo” que se localiza en la región Mixe y el “Tehua”, en la región de la Cañada.

POLÉMICOS APOYOS

Pese a la vasta riqueza que concentra Oaxaca, sigue siendo deficitaria en materia de maíz, pues los recursos financieros institucionales al campo no llegan a tiempo o se quedan con los líderes de las organizaciones campesinas.

Aunado a ello, se encuentra la pugna entre las instituciones como la Sagarpa, dirigida por un priísta, Manuel García Corpus, y la Sedafpa, que encabeza un panista, Edgar Guzmán Corral.

“Hago un llamado tanto al gobierno estatal como federal para que se busquen los mecanismos de coordinación y fluya la ayuda; no es posible que ante algunas diferencias de carácter personal, dejen de llegar los recursos al campo”, sostiene el responsable de la CNC en Oaxaca, Lino Velásquez Morales.

En su opinión, por ningún motivo se debe permitir la modificación del grano oaxaqueño en incluso la agrupación, filial del PRI, prepara una iniciativa modificar las leyes y se impida totalmente la presencia de los transgénicos.

Añade que la entidad importa alrededor del 56 por ciento de los alimentos que consume y en el caso del maíz, cada año hay un déficit de al menos 100 mil toneladas.

En contraste, el delegado de la Sagarpa, Manuel García Corpus, asegura que hay coordinación con las autoridades estatales y rechaza que se promueva la siembra y semillas modificadas genéticamente.

E incluso va más allá al asegurar que la afirmación del investigador Ignacio Chapela, quien aseguraba hace más de una década que había detectado maíz transgénico en la comunidad de la Sierra Norte, nunca tuvo sustento científico.

Expone que la institución trabaja en la preservación de los granos originales e incluso, mediante el INIFAP, se rescatan y mejoran las especies nativas.

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