México, cerca de volver a ser referente en trigo y maíz

La Fundación del Premio Mundial de Alimentación otorgará este 15 de octubre el Premio Borlaug 2014 a la Investigación de Campo y su Aplicación al doctor Bram Govaerts, director asociado del Programa Global de Agricultura de Conservación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y líder del Programa de Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (MasAgro).

Originario de Bélgica, vive y trabaja en México desde hace ocho años, con la finalidad de lograr una agricultura sustentable combinando diferentes factores. “El mejor reconocimiento del legado de Borlaug es ser consciente y gritar fuerte que la agricultura es el futuro. Nuestro deber moral como investigadores es devolver el orgullo al campo al aprovechar las innovaciones de los productores y demás actores de la cadena de valor e impulsar el desarrollo de capacidades y la aplicación de la ciencia y la tecnología”, comentó el ganador.

El premio es auspiciado por la Fundación Rockefeller y será entregado en Des Moines, Iowa, en el marco del simposio internacional Diálogo Borlaug, que reúne a expertos de todo el mundo para discutir cómo afrontar el reto de alimentar en forma sostenible a una población mundial de 9,000 millones de personas en el 2050.

Logros en la adopción de tecnologías integradas entre los productores, cambios de política pública a nivel gubernamental y alineación institucional para la implementación de la agricultura de conservación son algunas de las razones por las que recibirá el premio.

“El doctor Norman Borlaug, quien recibió el Nobel de la Paz 1970 por su labor aquí en México, mejoró la sustentabilidad de los cultivos haciendo semillas de trigo más fuertes y rendidoras, pero lo más importante es que el doctor enseñó que hay que trabajar juntos en un mismo objetivo, productores e investigadores”.

Representa mucho para 
el campo mexicano

En entrevista para El Economista, el doctor Bram Govaerts argumentó que si bien es importante el premio, lo que representa este proyecto para el campo mexicano y para el mundo lo es más.

“MasAgro es el proyecto más importante que tenemos en México en este momento, forma parte de una estrategia que incluye a Latinoamérica, donde lo que se quiere es conectar a la ciencia y la innovación con los productores para lograr una agricultura sustentable”, dijo.

El éxito de este proyecto es la colaboración con más de 150 instituciones y conectar la innovación e investigación de vanguardia; el CIMMYT es el centro más importante a nivel mundial con los expertos más importantes en investigación de maíz y trigo y tiene su sede en México, refirió Govaerts.

El esquema con el que se trabaja pretende lograr para el futuro rendimientos altos y estables, un menor impacto hacia el medio ambiente y mayor ingreso para los productores, esto para reducir las importaciones que hace México de sus dos cultivos más importantes, el trigo y el maíz, y al mismo tiempo dar de comer a la población y mantener el medio ambiente.

Orgullo de México

México en los años 60 era el centro de investigación para grano de trigo y maíz. Salvó millones de vidas a nivel internacional gracias a las variedades que se generaron aquí y debemos volver a traer los ojos del mundo a México y no sólo tener una agricultura sustentable, sino que también sea el referente clave para el mundo, comentó el investigador Govaerts.

Existe un estudio reciente que indica que no sólo Latinoamérica es la zona que da de comer a su gente, al mismo tiempo tiene que resguardar toda la biodiversidad que tiene y dar de comer a gran parte del resto del mundo.

Ante esta premisa, el doctor Govaerts enfatizó que otra cosa que reconoce el premio es querer regresar el orgullo a México por tener un centro de gran impacto que cuenta con productores y científicos de excelencia. “México podría ser una potencia mundial en investigación de trigo y maíz, podría ser el granero del mundo si todos decidimos invertir en innovación y en sustentabilidad”.

Explicó que el gran logro de
MasAgro son los impactos en el campo, ya que han aumentado los productores que trabajan con las tecnologías, y han podido reducir costos de producción, pero sobre todo, lo más importante es haber generado capacidades tanto en el productor como en técnicos de varios programas y ONG.

“Tenemos proyectado para este año, a través de semillas mejoradas o más adaptadas, llegar de 800,000 a 1 millón de hectáreas; el impacto real va más allá de este porcentaje de cultivo, queremos llegar a más áreas, pero también tiene que ver con afectar a más sectores como el de investigación, semilleros y la inversión no sólo del Conacyt, la Sedesol y la Sagarpa, sino de gobiernos estatales, fundaciones e Iniciativa Privada”, explicó.

El Economista

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