Ciencia garantiza seguridad de cultivos modificados: especialista

A pesar de los mitos que hay sobre los cultivos genéticamente modificados, éstos son seguros porque detrás de ellos hay ciencia, aseguró el investigador del Departamento de Ecosistemas Forestales y Sociedad de la Universidad Estatal de Oregon, Steven Strauss.

En una entrevista con Notimex, el científico estadunidense indicó que estos cultivos se someten a múltiples estudios, como los epidemiológicos y en animales antes de ser autorizados para usarse en el campo.

De acuerdo con el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA, por sus siglas en inglés) más de 18 millones de agricultores cultivaron transgénicos en 2013 en 27 países.

Ese mismo año, la superficie agrobiotecnológica global fue mayor a 175 millones de hectáreas y Estados Unidos sigue a la cabeza con 70.1 millones de hectáreas, 40 por ciento del total, y los cultivos más usados son: soya, maíz, algodón y canola entre otros.

Strauss mencionó que la Organización de Naciones Unidas (ONU) tiene un protocolo de bioseguridad que sirve de guía para todos los países, de modo que los cultivos no representan riesgo para la salud ni para el suelo.

“No más que cualquier cultivo convencional. Muchas veces (el cultivo genéticamente modificado) es mejor para el suelo porque se reduce la necesidad de hacer labranza, disminuye la erosión del suelo y con los cultivos normales hay más emisión de dióxido de carbono y contaminación”, puntualizó.

El especialista afirmó que los cultivos transgénicos son benéficos porque ayudan a las plantas a ser más resistentes a plagas de insectos, tal es el caso de la enfermedad Huanglonbing o también conocida como dragón amarillo que afecta al limón y que puede ser combatida en México con los cultivos genéticamente modificados.

En su opinión, el maíz transgénico que se siembra en el norte de México también producirá beneficios como los que generó en Estados Unidos, sin embargo, dijo que el reto es asegurarse de preservar los maíces nativos.

Otro cultivo que en Estados Unidos dio buenos resultados por ser resistente a ciertos virus es la papaya, la cual también podría ayudar en México, agregó el especialista.

Otro de los beneficios, de acuerdo con el investigador, es que gracias a la modificación de especies se pueden tener sembradíos específicos de rápido crecimiento, con los cuales se puede obtener más madera y generar bioenergía eficaz que evite la deforestación.

Strauss aseguró que “cinco por ciento de las plantaciones de un rápido crecimiento produce una tercera parte de la madera que se consume en el mundo”.

Por otro lado, comentó que entre las investigaciones que realiza se encuentra la generación de plásticos biológicos en las hojas de los árboles del álamo, pero la ciencia todavía no encuentra la manera de producir suficiente cantidad de bioplástico con un crecimiento adecuado de la planta que lo haga rentable, y es difícil conseguir el financiamiento para ampliar esta investigación

NTX

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