México tendrá que cubrir en el 2015 un alto costo por las importaciones de maíz de Estados Unidos mientras se cumplen dos años de una suspensión ordenada por un juzgado para autorizar siembras de maíz genéticamente modificado, lo que permitiría sustituir las casi 10 millones de toneladas de importación anual.
Alejandro Monteagudo, presidente ejecutivo y director general de AgroBio, organismo que agrupa a las grandes empresas de desarrollo de biotecnología, detalló en entrevista que de acuerdo con las “últimas cifras, quedarán atrás los 2,700 millones de dólares que México paga por importar maíz amarillo. En pesos eso significa, a un tipo de cambio de 13.50, aproximadamente 27,000 millones de pesos al año. Si esos 27,000 millones de dólares los pasamos al tipo de cambio actual en un cálculo o estimación conservadora estaríamos hablando de 40,000 millones de pesos al año que tendríamos que gastar para importar maíz”.
Expuso que México “no puede darse el lujo de pagar importaciones con precios elevados”, de ahí la relevancia que toma que la autoridad defina la autorización de los permisos para siembras de maíz transgénico que se ha frenado en el país en distintas épocas y situaciones, pero que “han impedido otorgar a los productores semillas con posibilidad de incrementar su rendimiento y sustituir esas importaciones por una producción nacional”.
Cabe recordar que el pasado 19 de agosto el Juzgado 12 de Distrito en Materia Civil del Primer Circuito dejó sin efecto la medida precautoria que impedía la evaluación de nuevas solicitudes de permiso y el otorgamiento de nuevos permisos para la siembra de maíz genéticamente modificado.
No obstante, el colectivo —representado por 53 personas físicas y morales y 20 organizaciones civiles del campo— que promovió la medida precautoria presentó una apelación para que se mantenga la suspensión, “hecho que nosotros consideramos que no es la interpretación correcta, pues se puede aplicar la suspensión hasta que un magistrado se pronuncie en definitiva, mientras tanto ésta se ha levantado”, añadió Monteagudo.
Sostuvo que las importaciones evidencian “la vulnerabilidad que tenemos como país de las importaciones, de tener que salir a los mercados a conseguir un producto más caro y que además esta vez será más caro no sólo por el tipo de cambio, sino porque Estados Unidos destinará entre 40 o 50% de su producción para etanol”.
En ese sentido, expuso que hay 91 solicitudes de permisos que están esperando resolución de ser autorizados, los cuales “se acumularon, vienen desde el 2012 y 2013; sin embargo, hay optimismo en las empresas de que al final se cristalicen esos permisos. Aún faltan pasos, pero definitivamente vemos un entorno más propicio para avanzar”, concluyó.
El Economista
Comentarios
comentarios