Un investigador de la Universidad Politécnica de Madrid participa en un estudio para determinar cuánta agua se emplea en el cultivo de arroz según el sistema de siembra que se utilice.
Cuantificar el agua utilizada en dos sistemas diferentes de siembras de arroz -suelo inundado y no inundado- durante el primer mes de desarrollo del cultivo ha sido el objetivo de una investigación llevada a cabo en California y de la que ha formado parte la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), junto a más de 15 científicos de diferentes universidades y centros de investigación de Italia, China, Egipto y Estados Unidos.
Los resultados obtenidos señalan que estos dos distintos sistemas de gestión de agua no mostraron diferencias respecto del uso de dicho elemento en el ciclo total del cultivo.
El arroz es el tercer cultivo con mayor superficie mundial (165 millones de hectáreas), detrás del trigo y el maíz, pero es el cultivo más importante del mundo considerando la superficie que ocupa y la cantidad de personas que dependen de su cosecha. A nivel mundial, la superficie cultivada en China e India representa la mitad de la superficie total.
En la Unión Europea, España es el segundo país con mayor superficie dedicada a este cultivo, con 115.000 hectáreas, después de Italia.
El arroz es un cultivo que crece generalmente bajo condiciones de suelos inundados de forma continua, lo que requiere usar grandes cantidades de agua.
Un sistema alternativo de siembra consiste en regar el campo durante el primer mes e inundarlo una vez pasado ese tiempo.
¿Existen diferencias en el consumo de agua entre estos sistemas de cultivo?
Para responder a esta pregunta, un grupo de investigadores de diferentes países llevaron a cabo un estudio durante tres años en arrozales de California (EEUU) utilizando estaciones de Eddy Covariance para determinar la evapotranspiración del cultivo (combinación de dos procesos por los que se pierde agua: evaporación a través de la superficie del suelo y mediante transpiración del cultivo) y otra serie de variables (como el drenaje del agua, el agua de riego de entrada, etcétera).
En la fase de los 30 primero días del cultivo se observaron valores medios similares de evapotranspiración en ambos sistemas. En campos no inundados la superficie del suelo no está seca, por lo que la tasa de la evapotranspiración se ve más limitada por condiciones meteorológicas que por la disponibilidad de agua.
La investigación demuestra que no existen diferencias significativas en la evapotranspiración total del ciclo entre un sistema inundado y sin inundar.
No obstante, en el año 2007 se observó una tendencia a menores valores para suelo no inundado que sugiere que es posible una reducción de evapotranspiración cuando el arroz es sembrado en condiciones de humedad del suelo, lo que evitaría la inundación del terreno en fases. Sin embargo, hay que considerar que en muchos casos los sistemas de inundación son empleados necesariamente por otros condicionantes, como los controles de malas hierbas y la salinidad.
Sería necesario realizar más estudios comparativos para identificar la optimización de agua en este cultivo.
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