La Paz, Baja California Sur.- En el marco del 2o Foro Nacional de Organismos Genéticamente Modificados (OGM), que se llevó a cabo los días 7 y 8 de julio en el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor) y el cual tenía por objetivo generar estrategias para una mayor producción y patentamiento de transgénicos, los especialistas compartieron sus ideas, experiencias y retos en el campo de la investigación de los OGM.
Entre las principales conclusiones, sobresale la necesidad de generar una estrecha vinculación entre los centros de investigación y el sector privado para desarrollar OGM con una visión hacia su aplicación y de esta forma asegurar un producto útil y de potencial patentamiento.
Destacaron que aumentar la cultura al patentamiento y los métodos para el desarrollo de transgénicos con mayor potencial de patente, son algunos de los grandes retos que enfrenta la industria de los transgénicos en el país.
“Es fundamental una asociación temprana con un productor, con un potencial usuario de la patente, el investigador no debe de hacer todo, sino que debe de buscar asociaciones para el desarrollo de un producto”, mencionó el doctor Reynaldo Ariel Álvarez Morales, investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
“Es necesario un esquema en el que nosotros pretendemos generar investigación básica para innovar, a partir de esta información que se genera, en un producto de interés utilitario, por ejemplo, una nueva variedad de organismos que ayuden al área agrícola, para esto tenemos que empezar a probar nuestro concepto en campo, para poder confirmar que ofrece las nuevas características que habíamos previsto y, entonces, buscar gente interesada en trabajar el producto final. Es el productor el que deberá gestionar la patente, por supuesto reconociendo la generación de la idea del concepto por parte de las instituciones e investigadores, en este modelo existe la certeza de que hay alguien que va a beneficiarse de la patente”, detalló el doctor Álvarez Morales.
Los científicos señalaron que es fundamental tener la certeza de la utilidad y posterior comercialización del producto o licenciamiento del gen desarrollado y, de esta forma, precisamente evitar el uso de fragmentos de ADN (ácido desoxirribonucleico) de otras patentes o que no están permitidos en México durante el análisis de riesgo de un transgénico, el cual es necesario para la autorización y liberación del OGM, permiso que corresponde emitir a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) o, en su caso, a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Una Ley de Bioseguridad más flexible
De igual forma, precisaron, para lograr un mayor desarrollo de investigaciones relacionadas con los transgénicos es necesario mejorar las condiciones de la Ley de Bioseguridad para el desarrollo de los OGM, procurando normativas de mayor accesibilidad y flexibilidad a nuevas investigaciones en pro de la seguridad alimentaria del país.
“Los OGM están regulados por la Ley de Bioseguridad y es una ley muy compleja, nosotros tenemos que reunir más de cien descripciones técnicas de nuestros productos para que estos puedan ser evaluados y aprobados a través de tres siembras; una experimental, una piloto y posteriormente varias siembras experimentales”, mencionó la doctora Beatriz Xoconostle Cázares, investigadora del Cinvestav y miembro nivel II del SNI del Conacyt.
“Esto hace que el desarrollo de un material biotecnológico se atrase sustancialmente comparado con otros productos que dan los mismos resultados pero no siguen la Ley de Bioseguridad, quizá pudiéramos nosotros, al hacer la ley más flexible o entender que debe tratarse caso por caso, dar prioridad a los productos de mayor relevancia y poder atenderlos en un tiempo más oportuno, a seguir la muy tortuosa Ley de Bioseguridad que nos pudiera tomar en promedio diez años para la autorización de una patente”, detalló la doctora Xoconostle Cázares.
La aceptación de los OGM para la seguridad alimentaria
El desarrollo del campo de los OGM además enfrenta una serie de mitos que desvirtualiza los beneficios que proveen los transgénicos, como mayor producción de cultivos agrícolas con cualidades mejoradas específicamente para cada región del país. Entre los mitos destacan supuestos daños al ambiente y la salud humana; no obstante, afirman los científicos, durante alrededor de veinte años de investigaciones no se han comprobado.
“Afortunadamente se ha demostrado con bases científicas bastante información que prueba que los transgénicos en diferentes ámbitos no son un riesgo para el ambiente o el ser humano. Sin embargo, uno de los motivos del foro es enseñarnos, a los científicos, que todo se debe de evaluar como una parte fundamental de un producto que se quiere desarrollar”, mencionó la doctora Gracia Alicia Gómez Anduro, investigadora del Cibnor y miembro nivel I del SNI del Conacyt.
“Un reto real es la aceptación (de los OGM), la cual podemos lograr de una manera expedita si en los foros como estos comunicamos cuáles son todos los beneficios de los OGM, elementos a nuestro favor, como que son desarrollos nacionales en los cuales no tenemos inversión de entidades extranjeras o particulares que pudieran generar un sesgo en cuanto a producción, si nosotros conjuntamos esto, pensamos que los retos son salvables”, mencionó la doctora Xoconostle Cázares.
Durante el foro, la doctora Beatriz Xoconostle Cázares compartió su experiencia con el desarrollo de cultivos de frijol, maíz y cítricos genéticamente mejorados e indicó que es fundamental plantear las necesidades en agricultura para cada región del país y, de esta forma, generar investigaciones para el mejoramiento genético de organismos que potencien la producción alimentaria del país.
Precisó, por ejemplo, que zonas áridas, como en el noroeste del país, son regiones con un gran potencial para la experimentación y posterior producción de cultivos como algodón, diversas hortalizas y cítricos.
Por su parte, el doctor Álvarez Morales concluyó que es necesario impulsar una voluntad política para el desarrollo de los OGM, los cuales calificó como una nueva forma de agricultura de precisión.
“En México, hemos tenido desafortunadamente una serie de cuestiones de índole política de percepción que no nos han dejado desarrollarnos como hubiéramos querido; tuvimos una moratoria no oficial de diez años que se levantó en el 2010; tenemos cuestiones legales, una serie de impedimentos por los cuales no hemos podido generar productos nuestros que están en el campo. A pesar de que tenemos la capacidad humana, la infraestructura, las leyes y la reglamentación, en buena medida hace falta voluntad política y hace falta también que se entienda mejor que estos organismos no son más que la nueva etapa en la evolución natural de los procesos de obtención de variedades, es una forma de fitomejoramiento, es una nueva forma de hacer lo que Norman Borlaug, el padre de la revolución verde, definió como agricultura de precisión”, finalizó el doctor Álvarez Morales.
¿Qué son los organismos genéticamente modificados (OGM)?
Cualquier organismo vivo, con excepción de los seres humanos, que ha adquirido una combinación genética novedosa, generada a través del uso específico de técnicas de la biotecnología moderna.
¿Qué es la bioseguridad?
Las acciones y medidas de evaluación, monitoreo, control y prevención que se deben asumir en la realización de actividades con organismos genéticamente modificados, con el objeto de prevenir, evitar o reducir los posibles riesgos que dichas actividades pudieran ocasionar a la salud humana o al medio ambiente y la diversidad biológica, incluyendo los aspectos de inocuidad de dichos organismos que se destinen para uso o consumo humano.
Agencia Informativa Conacyt
Comentarios
comentarios