Ante la preocupación de que la agricultura y la pesca no abastezcan la creciente demanda de alimentos, la maricultura (conjunto de técnicas y conocimientos relativos al cultivo de las plantas y animales marinos) es una alternativa viable para ofrecer comestibles al ser humano.
Dicha práctica se divide en dos tipos: la costera y la oceánica, la primera se realiza en profundidades menores de 30 metros y/o en lagunas costeras; y la segunda, con jaulas ubicadas en aguas oceánicas inalteradas; es decir, fuera de la influencia de procesos litorales y continentales (corrientes, velocidad del viento, y aporte de sedimentos, entre otros).
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), en 1970 inició el auge de la maricultura a través del desarrollo de sistemas intensivos con jaulas en las que se cultivaba crías de salmón, actualmente se práctica con otros tipos de peces como dorada, atún y pargo, y otras más de importancia comercial.
La dependencia precisa en su blog que entre las ventajas que tiene el desarrollar la maricultura están: un aumento en la producción, debido a las condiciones naturales que minimizan la situación de estrés y aparición de enfermedades, lo que duplica los rendimientos; evita el problema de disponibilidad de espacio terrestre.
Asimismo, disminuye los costos totales de producción y de instalación como: estaciones de bombeo y emisores para captación y devolución del agua, consumo energético derivado del bombeo para mantener el flujo de agua.
Por último, recuerda que la Sagarpa, a través de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), en su programa de Fomento a la Productividad Pesquera y Acuícola, dentro del componente Desarrollo de la Acuacultura, incentiva proyectos integrales de acuacultura y maricultura.
NTX
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