La vocación ganadera que actualmente ostenta el estado ha dado pie a un fenómeno de reconversión productiva que las autoridades de agricultura no habían previsto.
El subsecretario de Agricultura de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural (SAGDR), Arturo Herrera Quiñones, destacó que la avena es uno de los cultivos más nobles y ello permite a los productores un mayor margen de maniobra.
“Un gran número de productores están orientando sus cultivos hacia los forrajes. A mí me dijeron unos por ejemplo en Santa Clara, es que andábamos vendiendo frijol para comprar forrajes, entonces mejor vamos a sembrar menos frijol y vamos a producir más forrajes”.
Durango, sobre todo en los municipios con alto nivel de actividad ganadera, requiere de un importante número de toneladas de avena. Es por ello que productores de Mapimí y Tlahualilo han mudado sus cultivos a la avena dejando de lado la producción de frutas como el melón.
Aun así, se mantiene el déficit de forraje, lo que genera que haya una ventana de oportunidad para los productores en el estado. El funcionario destacó que Durango está lejos de la sobreproducción.
Un ejemplo es que, en el caso del maíz y frijol, la fecha fatal para la siembra es este 10 de agosto; en el caso de la avena, los productores tienen una ventana de tiempo más amplia porque el ciclo es más corto y el requerimiento de agua menor.
Pero hay otros factores, por ejemplo el grado de complejidad que representan cultivos como el frijol.
El funcionario, que también preside el Colegio de Ingenieros Agrónomos, explica que “el cultivo de frijol es muy laborioso, la siembra, primera, segunda escarba, deshierbe mecánico, deshierbe manual porque cuando crece la planta no puede entrar el tractor y eso obviamente es pesado”.
Después, una vez que el ciclo del frijol ha concluido, se debe cultivar el frijol, dejarlo secar, lo que implica más de un movimiento; luego, el proceso de trilla y colocarlo en costales.
En cambio, la avena prácticamente se tira y una vez que concluye el proceso de crecimiento se recoge, lo que resulta en una menor carga de trabajo para los productores, además de disminuir los costos de operación.
El Siglo de Durango
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