Dos de los argumentos con los que se ha promovido el uso de cultivos transgénicos son que aumentarían el rendimiento y reducirían el uso de agroquímicos.
En lo que respecta al incremento del rendimiento de los cultivos, el Dr. Mario Soberón del Instituto de Biotecnología (IBT) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afirma con las fuentes bibliográficas en la mano, que en los Estados Unidos los rendimientos de maíz transgénico han aumentado entre un 3 y un 9%, mientras que en el caso de países no industrializados hasta un 40% de los rendimientos. Si esto fuera cierto, entonces se podría afirmar que los saltos en productividad para enfrentar los retos de la demanda futura de alimentos estaría en la dirección correcta.
No obstante, otros científicos como el Dr. Miguel Altieri y más recientemente la Dra Álvarez Buylla, del Instituto de Ecología de la UNAM, afirman que en otros estudios, libres de conflictos de interés, se ha encontrado evidencia de que los rendimientos de los cultivos transgénicos (CGM) son similares a las de variedades de maíz no transgénicas. La Doctora Álvarez Buylla comenta que en los Estados Unidos hay evidencias científicas concluyentes que afirman que el maíz resistente a herbicida no parece mejorar ningún aumento consistente en el rendimiento sobre otros sistemas libres de transgenes.
En el mismo estudio citado por la Dra. Álvarez Buylla, se indica que los cultivos Bt resistentes a insecticidas pueden aumentar su rendimiento hasta un 12 por ciento cuando la presencia de una plaga como el gusano barrenador se encuentra en niveles altos, sin embargo, cuando la plaga está ausente, el cultivo transgénico Bt no presenta diferencia en el rendimiento, esto tiene un claro significado en relación al potencial de este cultivo, ya que las diferencias de rendimiento no se deben a una cuestión genética, sino a una condición ambiental como la presencia de las plagas. Por otro lado, para que las ventajas fueran importantes a gran escala todos los campos de cultivo Bt del país deberían estar altamente infestados por el barrenador, lo cual sencillamente no sucede. Las variedades transgénicas se comercializan por su resistencia a herbicidas, insecticidas o a alguna enfermedad, pero no por su alta productividad. Además existen variedades híbridas no transgénicas que sí tienen un potencial de alta productividad que se expresa con facilidad cuando se cumplen las condiciones óptimas de insumos.
Con respecto a
En relación a la reducción en el uso de agroquímicos, el Dr. Soberón, basado nuevamente en evidencia científica, afirma que la disminución de uso de insecticidas en el caso de cultivos Bt resistentes a insecticidas, es un hecho. Con el uso de cultivos genéticamente modificados se ha podido llegar hasta un 80 por ciento de disminución en el uso de insecticidas, aunque el promedio de esta disminución es de 40 por ciento. Sin embargo, es importante contextualizar estos resultados ya que es limitado el alcance de combate a plagas de Maíz. La Dra. A. Bravo y sus colaboradores del IBT de la UNAM han evaluado la toxicidad de diferentes maíces transgénicos Bt en insectos que son plaga en México, y han encontrado que las toxinas expresadas por los cultivos comerciales actuales no son efectivas para combatirlos. Lo cual implica hacer uso de otros insecticidas para su control.
Si bien se puede aceptar una disminución en el uso de insecticidas, la aplicación de otros agrotóxicos como el glifosato en los cultivos transgénicos resistentes al uso de herbicidas, ha sido verdaderamente exagerada llegando a niveles de toxicidad. De acuerdo con resultados científicos, el uso de cultivos transgénicos tolerantes a glifosato en los últimos 13 años en Estados Unidos se ha traducido en la utilización de 145 mil toneladas de glifosato más de las que se hubiesen usado en cultivos convencionales no transgénicos. En opinión de la Dra. Álvarez Buylla su utilización constituye una presión de selección que favorecerá la emergencia de malezas resistentes a su aplicación, lo cual ya está ocurriendo, se han documentado más de 22 super malezas agrícolas resistentes a glifosato.
Mención aparte merecen los efectos sobre la salud del glifosato, este agrotóxico que se ha usado en grandes cantidades en Suramérica, ha sido estudiado por el Dr. Carrasco quien acaba de publicar en una revista indizada un artículo científico que demuestra que el glifosato interfiere en el metabolismo que está estrechamente relacionado con malformaciones gravísimas, además, la Dra. Álvarez Buylla comenta que con dosis miles de veces por debajo de las que se usan en la agricultura han afectado a anfibios y aves, además de otros efectos crónicos que a la larga podrían ocasionar enfermedades como el cáncer y efectos en el sistema inmunológico.
Está claro que los cultivos genéticamente modificados no han cumplido con sus principales promesas, una agricultura más limpia, con un menor uso de agroquímicos y por tanto menos tóxicos para el ambiente y el ser humano, y quizás lo más importante, que ayudarían a combatir el hambre en el mundo al aumentar los rendimientos de los cultivos.
El Siglo de Torreón
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