Un grupo de legisladores bipartidistas estadounidenses pidió este viernes a la representación comercial de ese país que inicie consultas en el marco del acuerdo comercial con Canadá y México (T-MEC) sobre la prohibición mexicana del maíz genéticamente modificado y el herbicida glifosato.
La solicitud fue realizada en una carta firmada por 24 miembros del Congreso y encabezada por el representante republicano Adrian Smith y el demócrata Daniel Kildee, del Comité de Medios y Arbitrios, ambos delegados de estados productores de maíz.
Los parlamentarios solicitaron que la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) entable consultas de solución de controversias con México sobre políticas que, según ellos, “no se basan en la ciencia”.
Un decreto presidencial impuso en 2020 la eliminación progresiva para 2024 del maíz transgénico y el glifosato en México, pero funcionarios del Gobierno han dicho recientemente que están trabajando en una propuesta para revisar el plan, incluyendo una extensión temporal.
“Instamos a la USTR a solicitar con prontitud consultas de solución de controversias con México sobre estas cuestiones”, afirmaron los congresistas. “Ignorar el desprecio de México por sus compromisos con el T-MEC envía una señal a nuestros otros socios comerciales de que pueden tomar medidas similares sin repercusiones”, añadieron.
Los legisladores afirmaron que el gobierno mexicano no ha cumplido con sus “compromisos relacionados con la biotecnología en el T-MEC” y que la USTR debe hacer cumplir las disposiciones agrícolas del pacto comercial.
Un portavoz de la Secretaría de Economía no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios de Reuters. Otro de la USTR no hizo comentarios de inmediato.
México importa alrededor de 17 millones de toneladas de maíz de Estados Unidos, de las cuales entre el 18% y el 20% son del grano blanco, utilizado en productos alimenticios como las tortillas.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que la prohibición se centra en el maíz para consumo humano y que el grano amarillo modificado genéticamente para alimentación animal seguiría estando permitido durante otros dos años. Pero las autoridades mexicanas no han aclarado si reducirán las importaciones de esa última variedad.
Los partidarios de la prohibición afirman que las semillas modificadas genéticamente pueden contaminar las ancestrales variedades autóctonas de México, y en los tribunales de Estados Unidos se libran desde hace años batallas legales en las que se alega que los herbicidas a base de glifosato provocan cáncer.
Los detractores del decreto insisten en que amenazará la seguridad alimentaria y provocará grandes trastornos a los agricultores estadounidenses.
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