Zacatlán, Pue.- En el Pueblo Mágico de Zacatlán se cosechan unas ricas manzanas rojas, de apariencia rayada y también llamadas “fruto prohibido”, que son esencia de la sidra poblana, indispensable en todo brindis de Navidad y Fin de Año.
La manzana de Zacatlán, cuyo sabor un tanto ácido recién cortada se vuelve dulce una vez que termina de madurar, es la materia prima para la elaboración del producto que acredita este lugar.
Puebla cuenta con un campo generoso en frutos como la manzana, cultivo que conocieron los oriundos de la entidad a través de los primeros franciscanos que llegaron a la Nueva España, quienes les enseñaron las bondades del producto.
En el estado son dos las zonas que predominan en el cultivo de este fruto, la región de Huejotzingo y el Pueblo Mágico de Zacatlán. El primero ubicado en el Valle Central de la entidad, y el segundo en la Sierra Norte.
En Casa Martínez, ubicada en la calle Cosío número 12, de la colonia Centro, en Zacatlán, el ir y venir de los compradores es una constante. Algunos llevan desde una botella de sidra hasta una o más cajas. Todos preparándose para los festejos de Navidad y Año Nuevo.
En este escenario, Angelina Jiménez López, encargada de personal de la empresa, nos recibe en esta casa productora de sidra y vinos de frutas de Zacatlán, la cual fue fundada por Gilberto Martínez García en 1928, y que da empleo a decena de serranos.
Durante un recorrido al interior de la fábrica, la cual conoce desde hace 30 años, habló desde el primer paso del proceso para tener la bebida lista y pasar al área de máquinas, para comenzar con el llenado de las botellas.
La cosecha de manzanas, dijo, llega a la fábrica, se coloca en contenedores y se lava perfectamente. Después pasa a su trituración para extraer todo su jugo, el cual se deposita en contenedores donde permanece mínimo un año, periodo en el cual se hacen de dos a tres traspaleos.
Mientras el jugo pase más tiempo en los contenedores, se obtiene un mejor producto, refirió Angelina Jiménez López.
Apuntó que una vez que se cuenta con el jugo, primero las botellas de vidrio pasan al área de lavado, donde se enjuaga con un desinfectante y agua filtrada para después pasar a la máquina que se encargará de llenarlas de sidra rosada o natural.
Sostuvo que el producto estrella de Casa Martínez es la sidra denominada Pomagne, “un jugo de manzana con vino tinto para que adquiera la presentación de sidra rosada; pero también ofrecen la de membrillo, maracuyá, durazno y la tradicional que es natural de puro jugo de manzana con cuatro por ciento de alcohol.
La máquina tiene 12 boquillas y una capacidad de 500 litros, lo que les permite llenar al día cientos de botellas en presentación de 680 mililitros y de 1.800 litros, con precios que 25 pesos y 100 pesos, respectivamente, tratando de mantener los precios del año pasado.
Posteriormente, pasa al área de etiquetado donde se realiza un trabajo en serie, pero manual.
Primero le colocan papel aluminio en el cuello de la botella; luego, una segunda persona se encarga de ponerle una media cinta que abraza la cara que será el frente de la botella.
Posteriormente, una persona más se encarga de colocar la etiqueta de la casa productora y limpiar la botella para que a continuación se coloque el sello del lote que le corresponde, y que le garantiza al comprador que está adquiriendo una bebida original y avalada por las respectivas autoridades.
El último paso es guardarlas de manera ordenada en cajas de cartón, cerrarlas y llevarlas al área de ventas o a la bodega para ser trasladadas por carretera a los diferentes mercados de la República Mexicana, hasta llegar a la mesa de los comensales cada Navidad y Año Nuevo, quienes elevarán sus copas para decir ¡Salud!
En tanto, a lo largo de varias calles de este Pueblo Mágico, los visitantes se surten de vinos de frutas, refrescos, manzana deshidratada, salsa de chiltepín, mermeladas y salsa de frutas con chile, esta última de reciente creación y que es una excelente opción para marinar carnes o para acompañar las botanas, apuntó la entrevistada.
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