Para lograr un funcionamiento satisfactorio de los programas de sanidad animal es imprescindible administrar de manera fiable vacunas puras, inocuas, potentes y eficaces. Las vacunas son antígenos preparados para ser usados en la prevención de enfermedades causadas, a las aves y al ganado, por bacterias, virus, micoplasmas, hongos, protozoos y parásitos o sus toxinas.
Según la Organización Mundial de la Salud, el 75% de las enfermedades animales emergentes pueden transmitirse al hombre, por lo que la vacunación adquiere gran relevancia como medida de prevención.
La vacunación es una de las medidas más útiles para la prevención de las enfermedades infecciosas que afectan a los animales y por ende a la producción de alimentos de origen animal a nivel mundial.
Con la vacunación se procura la salud pública, en especial al considerar enfermedades zoonoticas, las cuales se transmiten de los animales al ser humano. Además, mediante esta práctica se pretende el bienestar de los animales al prevenir el desarrollo de enfermedades o del consiguiente tratamiento curativo.
Económicamente, las enfermedades en animales representan pérdidas económicas que pueden representar hasta un 20% del valor de la producción en países desarrollados incrementándose en los países en vías de desarrollo.
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) ha establecido un listado que para el año 2020, incluye 117 enfermedades animales, infecciones e infestaciones más devastadoras para la producción pecuaria, acuícola y pesquera.
Entre las principales enfermedades que se busca prevenir son salmonelosis, Fiebre Aftosa, Enfermedad de Aujeszky, Peste de los Pequeños Rumiantes, Fiebre Porcina Clásica, Encefalopatía Espongiforme Bovina (Vacas Locas), Newcastle e Influenza Aviar Notificable.
Las vacunas veterinarias son un factor principal para garantizar la seguridad alimentaria, la seguridad sanitaria de los alimentos y la economía a nivel mundial.