Un hongo provoca que la FAO estudie radiar las plantaciones de platano de medio mundo para salvarlo

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Un peligro se cierne sobre las plantaciones de platanos de medio mundo. Lo provoca un hongo de nombre exótico: el sigatoka negro que ya ha afectado a la mitad de los bananos del mundo, unos 24,5 millones de hectáreas de este cultivo. ¿Por qué se produce esta especie de armagedón platanero? Porque hablamos de un monocultivo: más del 95% de las plantas destinadas a comerse crudas son de la misma familia, la Cavendish. Así que si uno se contagia, todas las demás están en peligro. Solo hay un remedio contra un bichito muy voraz, radiar las plantaciones. Y el plátano de Canarias está al margen de este ‘holocausto’. ¿Sabes por qué?

En Canarias están aliviados. Su plátano, por condiciones geográficas no está amenazado. “Primero por que aquí todas las plantas son autóctonas. Son hijas de otras cultivadas de la islas, con sus especifidad. Y no entra nunca una planta que no sea canaria. Nunca. Es algo sobre lo que hay un control exhaustivo y concienzudo. Y segundo porque nuestro fruto es de clima subtropical, mucho más seco que el clima tropical en el que crecen las bananas, principalmente sudamericanas u asiáticas”, dice Alicia Oroz, técnico de Asprocan, la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias.

Lo del clima tiene su importancia, como veremos, porque el ‘hongo de la muerte’ se beneficia de climas húmedos. Así es que el plátano de Canarias puede resistir, contento y seguro.
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Pero si lo tuyo son las bananas, lo dicho, estamos ante una especie de ‘armagedon plátanero’ que no es la primera ve que ocurre, pero que, como es lógico, tiene aterrorizados a muchos miles de productores en todo el mundo. El pánico se ha instalado ya entre las plantaciones americanas, principalmente. Tanto que el sigatoka negro y el combate a librar contra esta plaga fueron protagonistas de la cumbre bananera celebrada en Guayaquil entre lor países productores en noviembre de 2013. La lucha contra el bichito se lleva, según los cálculos de los productores americanos, del 25 al 30% del costo de cada caja de plátanos.

Hablamos de un lucha contrarreloj. Desde la FAO, la Agencia de la ONU para la Agricultura y la Alimentación, apuntan que la adopción de una nueva variedad de banano inmune a la sigatoka negra obligaría al sector bananero a modificar la totalidad de su infraestructura de elaboración, medida drástica y costosa, por lo cual los productores de bananos emplean un fungicida con el que rocían desde el aire las plantaciones cada seis días. Pero lo peor no es el coste- elevadísimo y que encarece la producción- es que el uso de este tip de fungicidas, se ha vinculado con extremas reacciones adversas para la salud humana, como crecimiento retardado de los niños y abortos espontáneos. ¿Qué hacer?

La lucha forma parte del día a día de este negocio que pelea contra el bicho y el medio que lo favorece: La humedad tropical. La sigatoka, cuyos registros sobre ataques graves al cultivo de banano datan de la década de 1960, ocasiona problemas en las hojas de las musáceas. Al incrementarse la humedad en los campos, entre diciembre y julio de cada año en el continente americano, se generan las condiciones ideales para que prolifere el hongo entre el 95 y 100% de humedad.

Con estos ingredientes, la FAO ha entrado a esta guerra de una manera muy curiosa. Quiere encontrar una variante de plátanos resistente al hongo. Por que si no se consigue pronto, habrá que seguir fumigando cada seis días con los productos químicos dañinos. Por eso ha decidido acelerar lo que sería un proceso natural: en vez de esperar que aparezcan las mutaciones adecuadas en la adecuación de las plantaciones al hongo, provoca que surgan éstas irradiando las plantas con rayos X y gamma. Es decir, radiando las plantaciones. ¿Quién se encargará de ello? Tiene un socio de excepción, la Organización Internacional para la Energía Atómica (OIEA).

La plaga del hongo afecta ya a más de la mitad de los 4,5 millones de hectáreas de bananos en todo el mundo. Lo que resulta una complicación porque estamos hablando de un monocultivo. Casi todas las plantaciones son de una variedad, la cavendish . Desde la FAO se apunta que “el proceso de mutación consiste en irradiar miles de plántulas con dosis de rayos gamma o rayos X que provocan mutaciones aleatorias”, explica la FAO. A continuación, se prueba si son resistentes al hongo. “Fundamentalmente, se trata de un juego de azar: cuanto mejor sea la técnica de filtrado, mayor será la probabilidad de detectar con rapidez una variante única de banano mejorado”, dice.

Hasta la fecha, el Laboratorio de Fitotecnia y Fitogenética de la División Mixta FAO/OIEA ha desarrollado tres mutaciones de la planta del banano que, en condiciones de laboratorio, parecen resistentes a la toxina del sigatoka negro. Lo siguiente es llevar las plántulas a los campos para determinar si los bananos que producen fuera del laboratorio siguen siendo resistentes.

Curiosamente, el monocultivo actual es fruto de una plaga anterior que llevó a los productores a elegir, todos ellos, una misma variedad. Y esa uniformidad ahora actúa en contra de los agricultores: se trata de plantas casi clónicas, por lo que todas son vulnerables.

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La suerte es que el hongo no entra en Canarias. Al bichito le gusta la humedad. “Estamos hablando de una enfermedad por hongo, que solo se extiende por contacto. Y aunque en las islas tenemos muchos climas distintos, el cultivo del plátano aquí es de clima seco. En cuanto a la planta no hay muchas diferencias, por ejemplo, todas son estériles. Cualquiera de las nuestras en un clima tropical serían pasto de la enfermedad. No hay diferencias en ese aspecto tampoco”, dice Oroz.

Los científicos han confirmado que dos de las especies tropicales más extendidas, “Gran Nain” y “Maricongo”, eran más propensas a enfermarse con Sigatoka. También notaron que son las especies que se pueden cosechar con mayor rapidez, lo que explica en parte su uso generalizado. “A diferencia de eso, nuestro plátano canario se produce menos, se cultiva con medios y procedimientos culturales y jamás se utilizan fungicidas en tratamientos aéreos. Es verdad que producimos menos, pero a veces eso tiene ventajas”.

El cultivo del plátano ocupa más de 9.000 Has en Canarias y unos 8.500 agricultores, aproximadamente, se benefician de ello con 12.000 empleos implicados en todos los procesos que entran en juego en la comercialización final de un producto único de las islas. Y el resto del mundo lucha por librarse de la plaga

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