Los citricultores se enfrentan a una plaga de araña roja que pone en riesgo los procesos de producción de los que dependen cientos de familias. A esta problemática, se le suman las condiciones desfavorables que representa el bajo pago que reciben por cosecha, y a las afectaciones de otras plagas, como la mosca de la fruta y el “virus de la tristeza” que les impiden comercializar la fruta a otros mercados.
En pocas semanas, la araña roja ha ido acabando con los naranjales. En Tlalcintla ha producido clorosis, caída de hojas y frutos, muertes de ramas, disminución de rendimiento y hasta muerte del árbol. Los productores aceptan que desconocen cómo manejar esta plaga y que no cuentan con los recursos necesarias para combatirla.
La araña roja se desarrolla bajo temperaturas elevadas y condiciones de baja humedad, tiene un alto potencial reproductivo y un ciclo de vida corto. La forma en que infecta esta araña suele ser por vía aérea, pues la plaga se transporta a través de las corrientes de aire, infestando a otros brotes para enfermar las matas. Además, puede vivir sobre los frutos.
Fuente: Plano Informativo
