Francisco López Zepeda, representante del Grupo de trabajo “Tomates de los Altos”, ubicado en el Barrio Santa Cruz, en el municipio de Amatenango del Valle, en el estado de Chiapas, señaló que después de trabajar un tiempo con el tomate se dieron cuenta de su rentabilidad, pero como sus recursos eran insuficientes para aumentar la producción decidieron acercarse a la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y pedir el apoyo del Programa Opciones Productivas.
A través de un comunicado, la dependencia precisó que Francisco López relató que antes sembraban maíz y frijol pero los ingresos por su venta no alcanzaban para sostener a sus familias; sin embargo, al conocer el programa antes mencionado se organizaron en un grupo de trabajo, integrado por seis mujeres y cuatro hombres con el objetivo de presentar el proyecto “Producción y Comercialización de Tomate Rojo”.
Dicho programa, continuó, les permitió obtener recursos federales por 299 mil pesos, los cuales sumados a los 74 mil pesos que ellos reunieron, conformaron un fondo de 373 mil 800 pesos que destinaron a la adquisición de insumos y dar inicio a este proyecto.
“Ya teníamos la estructura del invernadero, pero faltaba dinero para adquirir plantas, químicos, motobombas, aspersores, fertilizantes, palas y azadones, entre otros implementos”, abundó.
Asimismo, tras señalar cómo se planeó la plantación, cosecha y posterior comercialización del tomate rojo, destacó que esto permitió crear una comunidad sustentable y a la vez proveedora de las localidades cercanas, muchas de las cuales no contaban con el producto.
“Nos ha ido muy bien y ya se comercializa a 70 pesos la reja de tomate en los municipios de Amatenango del Valle, Teopisca y San Cristóbal de las Casas; la ventaja es que la producción es a corto plazo y se cosecha dos veces al año, sin importar el estado del clima, además de que la competencia es poca”, enfatizó.
Destacó también que de mil plantas se obtiene un promedio de 15 toneladas en un ciclo de siembra, que representan entre mil 500 y mil 700 rejas de tomate; mientras que el trasplante se lleva un periodo de tres meses para comenzar a cosechar dos meses después. Añadió que la producción aumentó a más del 80 por ciento, alcanzando 40 toneladas anuales que reditúan entre 140 mil y 150 mil pesos anuales.
El invernadero donde se siembran los tomates tiene una superficie de mil metros cuadrados; ahí caben 3 mil 500 plantas y el ciclo de vida de cada una es de cinco meses.
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