Protagonista de la cultura popular, la gastronomía y la medicina tradicional, producido desde tiempos prehispánicos y actualmente fuente casi inagotable de productos diversos, el nopal es hoy en día un detonante de desarrollo en zonas rurales de México, como las que aún se encuentran en la capital del país.
De la familia de las cactáceas, el nopal se siembra en suelos áridos, semiáridos o volcánicos, destaca por la diversidad de usos que se le puede dar, además, su cultivo fomenta el arraigo de los campesinos a sus tierras. Morelos y el Distrito Federal son los mayores productores de esta verdura a nivel nacional.
En Milpa Alta -una de las siete delegaciones de la Ciudad de México con actividad agropecuaria- hay más de cinco mil 300 productores de nopal y aproximadamente cuatro mil 300 hectáreas cultivadas, lo que ubica a esta demarcación en el primer lugar en cuanto a plantación y segundo en producción, después de la entidad morelense.
Autoridades capitalinas y delegacionales, así como productores, coinciden en que la calidad de este alimento ancestral es alta, gracias a las buenas prácticas de producción, libre de pesticidas y agroquímicos, pues en el Distrito Federal por ley, y por convencimiento de los agricultores, se busca que los cultivos sean prácticamente orgánicos.
De Milpa Alta a Chicago
En sus terrenos, al pie del Teutli, don Adalberto Taboada explica en entrevista que su nopal es casi orgánico gracias a la asesoría de un ingeniero agrónomo. Ahora su hijo vende el producto en La Merced, donde sus clientes -principalmente taqueros- lo prefieren, pues aseguran que cuando los comensales prueban el nopal en algún taco, consumen más.
Llegar a las márgenes de este volcán extinto, en la zona suroriente del Distrito Federal y que sirve como límite geográfico de las delegaciones Milpa Alta, Tláhuac y Xochimilco, es disfrutar panoramas pocas veces conocidos de la gran metrópoli; sobre las tierras aledañas al Teutli yacen perennes miles de nopales que sirven de sustento a familias milpaltenses.
Conforme avanza el camino, abierto entre tierras secas e inclinadas, el paisaje se va transformado, cambia de una escena incipientemente urbana a una totalmente rural, donde el contraste entre los colores ocre del suelo árido y verde de las grandes nopaleras hacen dudar, por momentos, sobre la ubicación: el Distrito Federal o algún sitio de la provincia mexicana.
La buena calidad del nopal producido en esta demarcación y su alta demada se refleja en la primera exportación de 19 mil toneladas a Chicago, Estados Unidos, que en febrero de este año coordinó la Secretaría de Desarrollo Rural, a un precio sostenido de ocho pesos el kilo, con la intención de impulsar este canal de comercialización.
Para atender la constante producción de esta cactácea en Milpa Alta, que se calcula es superior a las 250 mil toneladas por año, en el 2000 se creó el Centro de Acopio de nopal verdura en esta demarcación, donde diariamente se comercializan alrededor de 150 toneladas y más de mil productores originarios de la delegación se dan cita a diferentes horas del día.
El centro, ubicado en pleno corazón de la delegación, inicia actividades a las 03:00 horas de la mañana con el arribo de cientos de camiones cargados de nopal cultivado en esta zona, para que productores oferten lo mismo al mayoreo que al menudeo. De 35 a 50 pesos cuesta un costal con 200 nopales, dependiendo la presentación: cambray, mediano o grande, limpio o con espina.
Y así entre espinas transcurre la vida de cientos de personas, por igual adultos, jóvenes y niños, quienes se han acostumbrado a las lesiones constantes producidas por el nopal.
Por los pasillos corren niños y niñas a quienes parece no importar el roce con los aguijones expuestos de la verdura, los toman, incluso, con un juguete para divertirse mientras sus familiares pelan con agilidad y estilo entre cinco y ocho nopales por minuto.
A diferencia de otros productos cultivados en los campos de la Ciudad de México, que enfrentan un rezago en su comercialización, la venta de nopal verdura ha sido impulsada tanto por autoridades como productores, tanto que en la delegación existen ya comercializadoras certificadas que se dedican a la exportación directa del producto.
“La producción del nopal siempre se ha hecho en Milpa Alta, obviamente no con la capacidad que hoy se tiene, pero es una práctica agrícola que data de épocas prehispánicas, hoy ya es una actividad económica importante, redituable que buscamos apuntalar”, refiriere Pedro Rodríguez, director general de Desarrollo Rural y Económico Sustentable de la delegación.
En esta labor es fundamental la apertura y colaboración de los productores quienes pese a algunas resistencias se han capacitado en el uso de nuevas tecnologías, buenas prácticas y atención de plagas, lo que permitirá garantizar altos estándares de calidad del nopal, “que nos dan la posibilidad de exportar”, destaca el funcionario delegacional.
A don Adalberto Taboada, el ingeniero agrónomo que lo asesoró le recomendó “desintoxicar” sus tierras durante cuatro años, así lo hizo y ahora su producto es más solicitado entre sus clientes pues ya no usa fertilizantes ni agroquímicos para el cultivo. Sin embargo aunque muchos “ya saben que es orgánico, que es bueno, no lo quieren pagar” a un mejor precio.
Enmarcado entre cientos de nopales, cual si fuera una fotografía de la época de oro del cine mexicano, el campesino -de 77 años de edad y 66 de productor de nopal- asegura que sembrar maíz o frijol en estas tierras ya no es rentable, “porque eso es una vez al año y el nopal es diario”, sólo basta con mantener bien cuidados los sembradíos pues eso permitirá una producción constante.
Cada espina un nopal
La producción está garantizada prácticamente todo el año, ya que una penca puede generar hasta 100 nopales (por espina crecerán alrededor de 50 frutos en cada lado), mientras que la vida productiva de una planta es de hasta ocho años, de ahí que se considere a esta cactácea como inagotable y altamente productiva, en años lejanos el “oro verde” de Milpa Alta.
Sin duda el potencial económico del nopal es grande, tan amplio como la variedad de platillos y productos que con él se hacen.
Pero, además de sus usos y beneficios, el nopal que se produce en Milpa Alta servirá como fuente generadora de energía, ya que los residuos que surgen en el Centro de Acopio de Nopal, serán depositados en el primer Biodigestor en el Distrito Federal.
A través de este contenedor de residuos orgánicos, que tendrá una inversión de 10 millones de pesos, se producirá, además de composta, energía eléctrica y agua para el autoconsumo del centro de acopio que genera entre ocho y 10 toneladas diarias de desechos. Inicialmente, por temor, hubo resistencia de los productores, pero sus dudas fueron aclaradas por la empresa Suema, encargada de la obra.
El proyecto, en el que participa la Secretaría de Ciencia y Tecnología (Seciti), se encuentra en la fase de armado de la planta y se prevé que el próximo año quede lista para iniciar operaciones, explica Bernardino Rosas Flores, director de Desarrollo Científico y Tecnológico de la dependencia, quien destacó la iniciativa de los productores para conseguir apoyo de técnico de especialistas.
En este rubro, la secretaría capitalina, encabezada por René Drucker Colín, sirve como puente de enlace entre campesinos y universidades.
Con la urbanización constante, sigue latente la extinción de prácticas agrícolas en la ciudad, sin embargo Milpa Alta, al igual que Tláhuac, Xochimilco, y otras cuatro delegaciones, ha logrado sobrevivir a esa presión con el cultivo de nopal verdura, que destaca como una de las principales actividades agrícolas de la metrópoli mexicana.
Pese a que es poco conocida la faceta rural de la Ciudad de México, esta tiene una importante actividad agropecuaria en la actualidad y a fin de asegurar la distribución de la producción capitalina, en 2014 se reformó la Ley de Adquisiciones para el Distrito Federal, con lo que el gobierno deberá comprar a productores locales hasta 30 por ciento de los comestibles que consume.
NTX
