En el municipio de Canatlán, la plaga del “tizón de fuego” afectó a poco más de dos mil hectáreas de manzanos, mismos a los que ya se les aplicaron los insecticidas correspondientes para disminuir el daño, aunque algunos productores, pese a tener el remedio, no lo aplicaron a sus huertas.
Leobardo Ramírez, gerente de la Comisión Estatal de Sanidad Vegetal Durango (Cesavedac), reconoció que la granizada que cayó en marzo en la zona manzanera de Canatlán dañó a casi dos mil hectáreas de esta fruta y ello permitió la entrada de esta plaga.
Ante ello, los productores de la manzana, las autoridades municipales, conjuntamente con Sanidad Vegetal, trabajaron en la adquisición de un producto insecticida con un recurso que tenía el mismo comité de la manzana que estaba destinado para emergencias.
Se compró producto para dos mil hectáreas y el insecticida se distribuyó a los productores, quienes lo aplicaron en sus respectivas huertas, aunque, a decir del funcionario, hubo algunos que se negaron a usarlo por distintas razones.
“Fueron cerca de 500 hectáreas donde no se aplicó pero no por falta de producto, sino por razones ya personales de cada productor”, dijo.
Con esto se logró abatir esta plaga y evitar que se propagara por el resto de las plantaciones porque ya amenazaba con afectar a un volumen mayor de manzanos”, dijo Leobardo Ramírez.
Por lo pronto, las huertas de manzana en Canatlán están a salvo de esta plaga y donde no se aplicó el insecticida, al menos se evitó que se propagara, aunque ahí podrían verse efectos sobre todo en la producción, la cual podría ser más baja o de menor calidad.
El Siglo de Durango
