Tapachula.- Pese a los avances tecnológicos, el proceso del marañón para obtener la nuez se continúa haciendo de manera artesanal, para conservar las fuentes de empleo, afirmó el empresario Abel Ruiz Méndez.
“Sería fácil hacerlo con maquinaria altamente especializada; sin embargo, se hace artesanal para conservar los empleos y el sustento de un millar de familias”, agregó el también representante del proceso de Nuez Arancito.
Relató, paso a paso, el proceso que lleva la semilla del marañón desde su cosecha. Cuando se trae del campo se seca. “La sometemos en un proceso de humidificación durante más de 8 horas para que se humedezca, para que después se introduzca en un perol con el aceite del mismo marañón a una temperatura de más de 250 grados, lo que hace que se cristalice la semilla y pueda extraerse el aceite”.
Una vez cristalizada, se manda al proceso de quebrado o descascarado, eso se hace con cortadoras y con cuchillas manuales para poder extraer la pura pepita. La semilla trae una cutícula como el cacahuate y para poder extraérselo se tiene que deshidratar en horno por ocho o diez horas, según el tiempo que requiera.
Ruiz Méndez añadió que solamente de esa manera suelta la cascarilla, donde la mano femenina es la más idónea para poder quitarle la cutícula, para que después pase al proceso de selección de tamaño y colores, ya que en ocasiones vienen las semillas dañadas y estéticamente se ve mal, dejando las mejores semillas para envasarlas y estén listas para el consumo.
Remarcó que en varias partes del mundo la mano de obra fue reemplazada por maquinarias especializadas. En Brasil, Vietnam, India y Malasia todo está mecanizado; sin embargo, aseguró, la empresa que representa es más altruista que negocio, además de generar empleos en la comunidad.
Desde el campo hay la generación de empleos por parte del productor, toda vez que contrata personas para la poda, pepena y el proceso, lo que genera una derrama económica anual de 25 millones de pesos en la zona. Aseguró que aproximadamente quedan 15 millones de pesos entre los productores, procesadores y en la compra de la similla de marañón y 10 millones de pesos en mano de obra.
Se cultiva el marañón en Barra de San José y Barra de San Simón, municipio de Mazatán; Aztlán y Brisas, de Huixtla; El Gancho, en Suchiate y toda la parte baja de Tapachula, incluido el ejido Miramar que es el que más produce este fruto. En toda esa zona se obtienen al año mil toneladas de semilla de marañón.
La producción envasada se está comercializando en el mercado nacional, “necesitamos sembrar más de 15 mil hectáreas en la zona para abastecer el mercado nacional al ciento por ciento y se tendría que triplicar la cosecha para buscar la exportación”, dijo.
Destacó que para lograr ese objetivo, el grupo que representa dona 100 mil plantitas al año, lo que significan cien hectáreas que la gente está plantando, ya que es un cultivo seguro, además no se le invierte en su cuidado porque es una fruta que se ha adaptado en la zona costa. La producción se da por sí sola, no se necesita echarle fertilizante, aunque el que quiera hacerlo obtiene un doble de producción.
Remarcó que los precios de la compra siempre están estables, de trece a catorce pesos el kilogramo, así empieza y así termina, nada que ver como la producción del mango que empieza alto y termina bajo, es por eso que muchos cultivos de mango están cayendo, pero por fortuna están sembrando marañón.
Dijo que la empresa cumple con la función de generar empleos en las comunidades más marginadas del municipio de Tapachula, donde no hay trabajo, además se está promoviendo la siembra de árboles de marañón, lo cual contribuye al medio ambiente.
La cosecha del marañón empieza en enero y termina en el mes de mayo, con la fortuna que las semillas se puedan estar almacenando para irla procesando poco a poco. “Creo que hoy en día como el gobierno ya no está dando financiamiento, el marañón se ha convertido en la única alternativa de cultivo en estos tiempos”, concluyó.
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