La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) justificó el uso de glifosfato y descartó que este herbicida sea cancerígeno; además reveló que el 98 por ciento de la soya que se consume en Campeche proviene en su gran mayoría de los Estados Unidos, por lo que pudiera ser transgénica.
En conferencia, Cruz Alberto Uc Hernández, delegado de la dependencia, reiteró que en Campeche no se está sembrando soya transgénica “y no se sembrará en tanto no termine la consulta a las comunidades indígenas”.
Calificó de mero rumor lo que aseguran los representantes de dichas comunidades, en el sentido de que se está sembrando soya transgénica y aseguró que no existe denuncia de apicultores en cuanto a alguna afectación por la siembra del transgénico o uso de glifosfato.
De igual manera descartó que junto con la CDI estén manipulando la consulta que se realiza al respecto, puesto que ni siquiera ha comenzado, ya que apenas se está acordando con todos los involucrados cómo se haría ésta y en qué términos.
Celebró que la sociedad civil esté preocupada en saber qué está ocurriendo con la siembra de soya transgénica, el uso de herbicidas como el glifosfato y la manera en que se está desarrollando la consulta en las comunidades mayas.
Sentenció que, mientras esté vigente el mandamiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), quien siembre soya transgénica en territorio campechano podría hacerse acreedor a penas administrativas y penales.
Detalló que la superficie para siembra de soya en Campeche pasó de 5 mil a 25 mil hectáreas, de las cuales 4 mil estarían dedicadas a la transgénica, ubicadas principalmente en la región de Los Chenes y Tenabo, de acuerdo al interés que manifestaba cada productor.
Descartó de igual manera que la consulta sea objeto de manipulación como se ha dicho, puesto que todavía ni inicia. “En los cuatro meses que empezó este proceso todavía se está definiendo cómo se realizará la consulta.
Justificó el uso de químicos como pesticidas y herbicidas, al considerarlos necesarios en esta región debido al tipo de conformación geográfica, con lo que se hace más fértil y productiva la tierra. Consideró que la ingeniería genética o empleo de híbridos ha avanzado de manera muy importante en todo el mundo, a tal grado que terminó con la amenaza de hambruna en África.
Puso como ejemplo la “Revolución verde”, que está permitiendo que la hectárea de maíz pase de 1,2 a 3.5 toneladas de producción, y de trigo de 1.5 a más de cuatro toneladas. “Esto sin duda viene a ser un factor importante tanto en el problema mundial alimentario como en la calidad de vida de los productores”, sentenció.
Informó que la frontera agrícola de la entidad ha llegado a las 280 mil hectáreas aunque existe una capacidad para alcanzar hasta un millón y hacer todavía más abundante la producción de granos.
La Jornada