Siembra de jícama, podría desaparecer

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Villa de Zaachila, Oaxaca.- Oaxaca es tierra de tradiciones y una de las más populares es la del Día de Muertos.

Para muchas de las comunidades cercanas a la capital, esta fecha significa la mejor época del año, ya que son los días en los cuales se pueden comercializar con mayor facilidad los productos que siembran y sobre todo los que se utilizan para esta festividad.

En la Villa de Zaachila, el cultivo de esta leguminosa constituye una tradición, aunque cada año la superficie de siembra se ha ido reduciendo, por los altos costos que requieren su producción y el bajo precio al que se oferta en el mercado.

Con un clima en contra

Las irregularidades del clima; las sequías como las que se registraron en este año, sin contar con los efectos directos, así como la falta de un mercado seguro, han propiciado que en los últimos años descienda el número de productores de jícama en Zaachila.

Lucila Aguilar vende jícamas en los pasillos del mercado, en una canasta tiene aproximadamente unas 30, las que ofrece al público que pasa frente a su puesto y platica la situación por la que está atravesando no sólo ella, sino otros comerciantes que ofrecen sus productos en el mercado de Zaachila.

“Hay que valorar y cuidar las poca cosecha que nos regaló la tierra para sobrevivir”, indicó Lucila.

En la región existe una vasta experiencia en cuanto al cultivo de jícama. La siembra de este producto genera fuentes de empleos entre los habitantes de la localidad, desde la preparación del terreno, gente que realiza el deshierbe hasta el riego que se hace en toda la época de cultivo, todo esto genera gastos, pero a la hora de la comercialización, es cuando se ve la realidad, pues no obtienen las ganancias deseadas.

“En este año nos fue muy mal en general a todos los productores de jícama, porque muchos dependemos de las lluvias y se presentaron cambios en el clima, sobre todo en cuanto a la presencia de lluvias y eso terminó por afectar la cosecha”, externó la jicamera.

En cuanto a la comercialización, señaló que algunos llevan sus productos al mercado, a las orillas de las carreteras o los venden en las colonias de la ciudad de Oaxaca, pero la falta de mercado para desplazar la producción, los hace presa de los intermediarios, porque no sólo les regatean los precios de sus productos, al final son ellos los que se quedan con las ganancias.

Los comerciantes como Lucila tenían esperanza que en la temporada de muertos las ventas mejorarían, pero no fue así, las cosas están igual.

Ella nos compartió su experiencia en cuanto al cultivo de la jícama, afirmó que desde su niñez aprendió al cultivo al lado de su familia, pero que ahora, por su edad sólo tiene la fuerza para venderla en el mercado.

“La falta de ventas, yo creo que tiene que ver con los conflictos que atraviesa el estado, porque todo está bien caro y no hay dinero, el alza de precios nos ha afectado a todos, principalmente a nosotros los comerciantes, porque la gente no tiene para comprar”, menciona la vendedora.

Para doña Lucila, la gente de Zaachila vive del campo, pero como no hay apoyo para los campesinos o para los comerciantes, lo que ganan es para subsistir.

“Nos ha ido mal porque nadie nos apoya, estamos olvidados los campesinos y malbaratando nuestros productos, cuando es mucho trabajo el que se le invierte. La inversión que se hace, muchas veces el comprador no la toma en cuenta, todo genera gastos, por ejemplo el del camión que traslada las jícamas del terreno a la casa y de la casa al mercado lo tenemos que pagar y cobrar caro, porque también es cara la gasolina, pero lo tenemos que hacer para trasladar nuestros productos y ponerlos a la venta. Con la inversión que le hacemos salimos a tablas, no hay ganancias como antes, pero ahora ganamos sólo para comer”, externó doña Lucila.

La otra cara de la moneda

Alejandro Martínez es un agricultor que lleva tres años sembrando jícama en la localidad, tiene un terreno que mide aproximadamente dos hectáreas y explica cuál es el proceso para sembrar este tubérculo.

“La siembra se tiene que hacer en el mes de mayo, ya que tarda entre cinco y seis meses para cosecharla”, menciona el agricultor.

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“Para preparar bien el terreno y trazar los surcos utilizamos la yunta; la jícama se siembra en forma de zigzag para aprovechar el espacio del terreno y se debe de tener una distancia de aproximadamente unos 15 centímetros, entre semilla y semilla”, dijo el agricultor.

Cuando ya está germinando la planta, se deben de eliminar las hojas amarillentas, para estimular a las plantas y así el bulbo tenga un mejor y mayor crecimiento.

Pero una cosa que no se debe de olvidar, es dar un buen riego a la plantación.

“El riego es muy importante para que se produzca buena jícama, regularmente se riega cada semana, la ventaja que tengo es que aunque no llueva, pertenezco a la unidad de riego y con eso puedo regar las jícamas, lo hago por medio de aspersores, esta unidad de riego está tecnificada, ya se hace por métodos modernos”, dice el agricultor.

La hora de la cosecha

En este mes, cuando ya está lista la jícama para sacarla de la tierra y llevarla al mercado, la gente sale a la cosecha y a pesar de que ya existen máquinas especializadas, en Zaachila se realiza a mano, para que pueda sacar el producto sin dañarlo.

“Me he enfrentado a problemas en la siembra de este producto, por ejemplo, hay veces que la jícama se parte en medio, hay unas que se rajan y esas ya no sirven, porque lo que se necesita es calidad, porque para las personas a quienes se las vendo y se las lleva a otros estados de la República, se tiene que ir puro producto de calidad”, asegura Alejandro.

Una de las creencias entre los productores de jícama es la que dice que la jícama se parte porque las mujeres se meten al cultivo.

“Por eso los que la sembramos somos los hombres, las mujeres se dedican a venderla”, asegura don Alejandro.

En Zaachila se siembran alrededor de 300 hectáreas de jícama, es uno de los productos que más cosechan en esta época. La siembra de jícama, dicen, se debe de ver como una inversión.

“Hay que invertirle mucho, yo le invierto a estas dos hectáreas aproximadamente 15 mil pesos, pero me genera buenas ganancias, ya que este terreno me da 6 mil cajas y a cada caja le caben aproximadamente unas 20 jícamas, que le vendo a una persona que la llevan en otros estados de la República”.

Pero no todos corren con la misma suerte que Alejandro, ya que y por ello han optado por ir cambiando la siembra de jícama por la de maíz de temporada.

El Imparcial Oaxaca

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