La fresa blanca es cultivada para ser más grande y dulce que la fresa normal. Es la máxima representante de las frutas de lujo de Japón con un valor mínimo de US$40 por paquete.
Conocida como la ‘joya blanca’, la fresa blanca se presenta como la máxima representante de las frutas de lujo de Japón, un país capaz de producir sandías cuadradas o uvas del tamaño de una pelota de ping pong, cuenta la serie de YouTube Great Big Story. Pero es el producto de Yasuhito Teshima la verdadera gran obra maestra de la ingeniería en alimentos.
Teshima cultiva en su granja de Karatsu (Japón) la ‘joya blanca’, una fresa blanca con semillas rojas cuyo paquete se vende a US$40. Es la más ‘albina’ y grande del mercado de las ‘fresas blancas’. “Es una fresa realmente única”, dice el único agricultor en todo el mundo capaz de producirlas.
“Cultivarlas es muy difícil”, dice Teshima. “No puedo producirlas en grandes cantidades, como puedo hacer con las fresas normales. Y cuanto más blancas crecen estas fresas, los arañazos y las imperfecciones se convierten en más evidentes”. Es por eso que en última instancia solo vende un diez por ciento de la producción, lo que justifica su elevado precio.
“En su color, forma y tamaño, la ‘joya blanca’ es una fresa totalmente equilibrada. También es extremadamente deliciosa”, precisa Teshima. “El sabor es algo profundo, algo que no tiene un impacto enorme, pero te da una sensación ligeramente misteriosa y finalmente, lo entiendes y es realmente muy sabroso”.
La ‘joya blanca’ es cultivada desde hace cuatro años. Su propósito es ser una fruta ‘diferente’. “Mi objetivo final es que la gente me diga que mis fresas saben como una fruta diferente”, cuenta Teshima. “Esa es más dulce, más deliciosa; que no hay duda de que mi fresa es grande. Hasta entonces, seguiré intentándolo”.