Así contaminan granjas porcícolas mantos freáticos de Yucatán

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En Yucatán se tienen contabilizadas 257 granjas porcícolas de manera oficial, pero se estima que alrededor de 143 más no están registradas en las bases de datos oficiales de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), lo que da un aproximado de 400, informó Viridiana Lázaro, de la organización Greenpeace.

Para dimensionar, sólo durante 2018 se sacrificaron un millón 800 mil cerdos en todo Yucatán. Esa cantidad de producción porcícola contaminó los mantos freáticos y varias comunidades iniciaron una lucha contra las empresas para que éstas sean retiradas.

El caso de Homún

Una de las comunidades es Homún, que desde 2017 pelea con la empresa Producción Alimentaria Porcícola (PAPO) para que la megagranja sea retirada; el caso ya fue atraído por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), pues los habitantes de la comunidad han reclamado que se instaló sin los permisos correspondientes.

Homún está ubicado en la reserva de agua dulce más importante de México: la reserva geohidrológica del anillo de los cenotes y la reserva ecológica de Yalahau.

Se localiza, además, en un espacio donde el suelo filtra más fácilmente el agua de la lluvia para su distribución subterránea natural, siendo así un área más vulnerable da la contaminación.

Otro caso en Kinchil

Otro caso es la lucha que los habitantes de Kinchil tienen con la empresa Kekén (Grupo Porcícola Mexicano S.A. de C.V.), la mayor productora porcícola del país, desde hace un año y medio, pues ésta daña la selva maya, refirió la abogada Lourdes Medina, del Equipo Indignación que lleva el caso.

“Se están organizando con distintos medios de defensa contra esta granja que sigue operando. Pese a las denuncias ante la Profepa, no se ha tomado ninguna medida para parar. Ha sido un año y medio de lucha, pero incluso se le ha aprobado el incremento de territorio para incrementar la producción”, reclamó.

¿Cuáles son los problemas de las granjas porcícolas en Yucatán?

La alta demanda de carne de cerdo, no sólo a nivel nacional sino internacional, señaló Viridiana Lázaro, ha derivado en el incremento de la producción porcícola, específicamente en la Península de Yucatán y, con ello, han llegado megaproyectos extractivistas que se están multiplicando en todo el territorio.

El principal problema de estas granjas, puntualizó, es la contaminación de agua y suelo que se produce a través del excremento de los animales.

El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) ha señalado que los cerdos no procesan el 100 por ciento de nitrógeno que se les da en el alimento, sólo de 45 a 60 por ciento; por ende, el resto y el inadecuado tratamiento de los residuos es altamente contaminante para los cuerpos receptores, principalmente el aire agua y suelo.

“Cuando el suelo tiene arcilla y materia orgánica, el nitrógeno se retiene en los suelos y no se llega a infiltrar al agua; sin embargo, en el caso específico de la Península de Yucatán, los suelos no tienen mucha materia orgánica y los compuestos se infiltran muy fácilmente hacia mantos freáticos. Además, los nitratos se disuelven muy fácilmente en el agua”, explicó la integrante de Greenpeace.

Sustancias cancerígenas

Esa acumulación de nitrógeno excesivo en los suelos, expuso, ocasiona la penetración de los nitratos en las aguas subterráneas. La presencia de dichos nitratos en los sistemas públicos de abastecimiento constituye un riesgo para la salud de las personas al producir compuestos llamados nitrosaminas, que son cancerígenos para el estómago y ocasionan problemas respiratorios.

Señaló que, en Yucatán, de acuerdo con los reportes del Consejo Nacional de Población (Conapo) en 2010, la zona porcícola presentaba una contaminación por desechos pecuarios seis veces mayor que la que puede producir la población humana asentada en ese lugar.

Sin embargo, comentó, hasta la fecha son escasos los estudios sobre la cuantificación y análisis de la contaminación del agua relacionados con granjas porcícolas, por lo que la Comisión Nacional del Agua y la Profepa deben actuar de manera urgente y realizar monitoreos periódicos de las descargas de aguas de las granjas porcícolas.

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