Campo mexicano va por mejores cosechas

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Alguna vez te has preguntado ¿qué haríamos si nos quedáramos sin alimentos? Desde la mañana consumimos productos del campo como la fruta que contiene nuestro jugo favorito, por la tarde nuestra comida se compone de más de un trozo de carne y verduras, mientras que por la noche la cena es más que sólo un vaso con leche.

México tiene una diversidad de 818 productos agroalimentarios, de los cuales 91.4% pertenece al sector agrícola, 7.1% pesquero y 1.3% pecuario.

Este mercado que tiene un valor de 1.3 billones de pesos, con una expectativa de crecimiento para este año de 5%, es el cuarto sector con más exportaciones, tan sólo este año se destinarán al exterior 29 mil millones de dólares en productos provenientes de territorio mexicano agrícola, eso contra los 26 mil millones logrados en 2014, según la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Sin embargo, esta bonanza entre los campos de cultivo también asoma carencias que impiden alcanzar una productividad que derive en la autosuficiencia alimentaria. A decir de los expertos, estos elementos restan en lugar de sumar, algunos de ellos son la asistencia técnica a pequeños agricultores, el manejo sustentable de la tierra y la falta de tecnología que eficiente la producción.

Organismos como el Banco Mundial y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sugieren que la autosuficiencia alimentaria debe cubrir 75% en países como el nuestro.

De acuerdo con Syngenta, empresa europea especializada en protección de cultivos, el país importa 45% de los insumos necesarios para alimentar a toda la población, en un análisis observa que hay una bipolaridad: en el norte, los agricultores cuentan con la tecnificación suficiente para obtener buenas producciones, en tanto, en el sureste la necesidad de dicha asistencia está latente pues impera la improductividad.

Cifras de la compañía suiza señalan que más de 2.5 billones de personas en el mundo dependen de la agricultura. México cuenta con un territorio nacional de 198 millones de hectáreas de las cuales 145 millones se dedican a la actividad agropecuaria, por tal motivo a nivel global la ubica como una de las 20 naciones que debe impulsar la tecnología agrícola.

Agricultores nacionales, por mayor productividad

Juan Carlos Anaya, director general de Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) indica que hay avances qué destacar en el campo mexicano, como el hecho de que desde 1994 cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá ha crecido la producción de granos y oleaginosas.

“México pasó de producir 29 millones de granos en 1994 a 41 millones en 2015, con esta cifra se llega al 70% de autosuficiencia alimentaria, la FAO sugiere 75 por ciento. Esto se debe al buen clima. Las lluvias favorecen a la tierra, se vuelve más fértil”.

Además resalta que el área sembrada para granos bajó pero se volvió más productiva. Pasó de 15 millones de hectáreas a 12.5 millones en la actualidad.

“Disminuyó esa superficie porque muchas tierras ahora se usan para forrajes destinados el sector pecuario. Hoy estamos produciendo más y con menos hectáreas, aunque el gran reto sigue siendo elevar la productividad en el campo”.

Apunta que otros datos positivos son de resaltar como el crecimiento del sector.

“Después de Chile y Brasil, México es el país con mayor seguridad alimentaria en América Latina, a nivel mundial somos el lugar 35. El sector agroalimentario fue el que más creció en 2014, su avance fue de 2.8%, mientras que en el primer trimestre de 2015, su crecimiento fue de 6.8 por ciento”.

En contraste, María del Socorro Ceseñas Chapa, diputada federal del PRD y presidenta de la Comisión de la Reforma Agraria en San Lázaro, acusa que 90% del agro mexicano se encuentra en abandono, por lo que se derivan distintas problemáticas: incremento en importaciones alimentarias, un mayor flujo migratorio hacia Estados Unidos y la presencia de “coyotes” e intermediarios que fijan injustamente los precios de los productos.

Para el Estado mexicano, ha sido un gran pendiente establecer una adecuada política en el campo y con ello lograr la autosuficiencia alimentaria. Cuando en 1994 se firmó el TLC se incorpora la apertura de la frontera para importación y exportación de granos, esto puso en desventaja a los agricultores nacionales, quienes no cuentan con el debido apoyo para aplicar tecnología en sus campos de cultivo”

La legisladora dice que la misma Sagarpa reportó desde 2007 que 6 de cada 10 productores mexicanos podían considerarse competitivos, una cifra que hoy continúa existiendo y representa un deterioro para el agro nacional.

Explica que es necesaria una revisión al Capítulo VII del TLC, ya que en primer término se requiere un respaldo igualitario para los productores de los tres países involucrados, sobre todo en semillas y maquinaria, manejo de agua, fertilizantes e insumos.

“Tenemos el caso de San Quintín, los jornaleros están en su lucha por ganar 200 pesos, hoy perciben hasta 40 pesos. ¿Cómo va a competir un campesino mexicano contra uno en Canadá o Estados Unidos donde tienen más apoyo y una mejor remuneración?”, cuestiona la perredista.

Al respecto, la Sagarpa encabezada por Enrique Martínez y Martínez menciona que las políticas públicas que impulsa el gobierno federal para el sector agroalimentario están enfocadas a incentivar la productividad mediante la adopción de buenas prácticas sustentables, conservación y captación de agua, así como acceso al financiamiento, a fin de que los productores cuenten con las herramientas adecuadas para realizar sus actividades.

Reforma energética ¿atentará contra agricultores?

A pregunta expresa de cómo la reforma energética afectará al campo mexicano, la legisladora oriunda de Nuevo León, apunta que se generará un atropello contra productores porque se le dará prioridad a la extracción de combustibles, esto a costa de una devastación de los cultivos.

“La reforma energética atenta contra las tierras, generará una injusticia contra los productores mexicanos. Dará prioridad a los recursos energéticos del subsuelo para extraerlos. El propietario se las cederá o las rentará, si pasa un tiempo y no hay un acuerdo, el Estado le da prioridad al inversionista, esta reforma pega con todo al campo mexicano”.

Ceseñas Chapa detalla que si se habla de gas lutita, la zona de más riesgo es la Cuenca de Burgos, la cual abarca parte del estado de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, donde hay grandes extensiones de tierras en las que se producen forrajes, sorgo, cebada y lechuguilla.

De acuerdo con las leyes secundarias de dicha reforma, se permite la “ocupación temporal” de tierras y el pago de regalías a campesinos afectados por compañías interesadas en explotar petróleo y gas.

“La reforma energética es la que más peligrosa para el campo. Lo que debe hacerse para evitar un daño mayor es la revisión de los convenios, que haya transparencia y claridad, es decir revirar la reforma”.

Por su parte, Juan Carlos Anaya, tiene una opinión distinta. Indica que la reglamentación secundaria de la reforma es muy clara y no atenta contra el agro del país, ya que se suscribirán una especie de asociaciones entre privados y los dueños de las tierras.

Tecnología aplicada al campo

Bram Govaerts, director asociado del Programa Global de Agricultura de Conservación del Centro Internacional para el Mejoramiento del Maíz y el Trigo (Cimmyt) indica que el país tiene el potencial de usar en mayor medida tecnología en el campo para disminuir costos y tener un uso más eficiente de insumos y materias primas.

El también líder del programa Modernización Sustentable de la Agricultura (MasAgro) en el mismo centro de investigación, subraya que es necesaria una mecanización inteligente por ello es que en los últimos años se han desarrollado más de 20 prototipos para ayudar a los agricultores.

“Establecer un sitio de innovación y mecanización inteligente para una agricultura de precisión requiere una inversión de 30 millones de dólares y cinco millones adicionales para mantenerlo y desarrollar la investigación relacionada”.

A decir del investigador podría aprovecharse de mejor manera todo el conocimiento que se genera en instituciones académicas como el Tec de Monterrey, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma Chapingo y la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro para crear soluciones que permitan mejoras en el campo del país.

Recuerda que por iniciativa del presidente Adolfo López Mateos el Cimmyt fue fundado para promover la investigación científica en el área agrícola y desde ese momento uno de los objetivos ha sido proveer medidas para eficientar la producción en el campo.

“Prueba de ello es que más de 70% del trigo que se cultiva en los países en desarrollo y más de 50% de las variedades mejoradas de maíz que se cultivan en el mundo provienen de líneas desarrolladas en el Cimmyt”.

Por ser la tecnología una tarea pendiente en el campo, el investigador de origen belga, explica que en octubre de 2012 arrancó el proyecto MasAgro-Móvil en Guanajuato, con el apoyo de Sagarpa y que tiene como objetivo funcionar como un servicio de información agrícola para dispositivos celulares.

“Actualmente está en su fase de prueba con 3,550 usuarios. Productores pequeños y medianos, así como agentes de extensionismo, se suscriben a MasAgro Móvil para recibir consejos agrícolas, información climática y precios de mercado específicos para las regiones de México donde opera el programa Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (MasAgro)”.

Bram Govaerts dice que la intención no es confinar el conocimiento en un laboratorio sino llevarlo a la aplicación en prácticas agrícolas locales.

“Siguiendo esta premisa el programa piloto de MasAgro Móvil ha ayudado a desarrollar un proceso de administración de contenidos para plataformas SMS que es un buen ejemplo de generación participativa de conocimiento”.

La plataforma, continua el investigador, facilitará a sus suscriptores consejos de una red de cerca de 2,500 extensionistas que promueven prácticas agronómicas sustentables basadas en agricultura de conservación.

Hoy se capacitan a 2,500 agrónomos, quienes estarán listos para emitir consejos específicos a más de 200 mil productores que están vinculados a MasAgro. Comenta que el Cimmyt busca aliados en la iniciativa privada para desarrollar y ofrecer servicios más sofisticados a través de la estrategia móvil.

“El objetivo es ofrecer servicios bancarios y usar los dispositivos móviles como herramientas para practicar agricultura de precesión que ayuden a mejorar los procesos de siembra, irrigación, fertilización y cosecha. En la siguiente fase del proyecto, la información se enviará en texto pero también en mensajes de voz y el sistema permitirá recibir información de los propios productores”.

Bram Govaerts adelanta que alistan la siguiente etapa del proyecto en un estado del país, pero para su continuidad se requieren entre dos y ocho millones de pesos, dependiendo de la cantidad de usuarios; considerar esta misma plataforma a nivel nacional requeriría un desembolso de 20 millones de dólares, pero se ejecutaría por módulos.

Desarrollo del campo en el sureste

Juan Carlos Anaya detalla que 70% de los agricultores poseen menos de cinco hectáreas, sobre todo en zonas del sur del país, por tal motivo es importante potenciar su producción, es más, asegura que de hacerlo, México alcanzaría su autosuficiencia alimentaria.

“Para conseguirlo son necesarios más bienes públicos como infraestructura hídrica, carreteras, almacenaje, tecnología, para que los productores se coordinen, empleen variedades híbridas y logren mejores rendimientos de sus cultivos.

Un pequeño productor en el sureste tiene un rendimiento de entre 1.5 a tres toneladas por hectárea. En Durango los rendimientos son de hasta 12 y 14 toneladas de maíz amarillo por hectárea”.

En el norte, menciona Anaya, sí están aplicando estas políticas de tecnificación, mismas que se unen a la organización de los productores, así como con el respaldo de organismos como la Comisión Nacional del Agua y la misma Sagarpa.

Los expertos comentan que el sector es uno de los más importantes de la economía por ello debe sumar tecnología para mantener los niveles de autosuficiencia alimentaria y así tener el abasto correspondiente para la población. La tecnificación y la atención a los pequeños productores representan dos prioridades para configurar una apropiada.

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