Navidad bajo sequía en el Bajo Balsas

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Churumuco, Michoacán.- Una sequía severa, que llega ya a casi medio año y que se profundizará en los siguientes seis meses, es el panorama que viven los habitantes de los municipios del Bajo Balsas, en el estado, donde seguramente las fiestas de estos días fueron amargas experiencias de sobrevivencia.

Prevalece desatención de autoridades hacia habitantes de Churumuco y La Huacana, quienes resienten los efectos de la peor sequía en los últimos 50 años; productores cuestionan el incumplimiento de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación en la entrega de diez millones de pesos, del Seguro Catastrófico Agropecuario.

Aunque se tiene antecedente de sequías severas en 1930, 1957, 1987 y 2002, actualmente, la región del Bajo Balsas en Michoacán enfrenta la peor sequía registrada en las últimas cinco décadas, consecuencia del fenómeno de El Niño, cuyos primeros efectos ponen en riesgo la seguridad hídrica, alimentaria, física, económica, social y cultural de miles de habitantes.

La cuenca del Bajo Balsas está en la zona limítrofe con Guerrero y el Estado de México, donde se localizan municipios identificados por su alto grado de marginación, como: Tiquicheo, Carácuaro, Nocupétaro, Tuzantla y Susupuato, cuya población tiene la base de su economía en la producción ganadera, agrícola y pesquera, además del ingreso de remesas de familiares migrantes.

Churumuco: más de 48 grados

Ahí, en Tierra Caliente, al sureste de Michoacán, colindante con La Huacana, Turicato, Arteaga, Huetamo y San Lucas, a 231 kilómetros de Morelia, un arco deteriorado da la “bienvenida” a la cabecera municipal de Churumuco de Morelos, donde, cinco mil habitantes y diez mil más que viven en 125 rancherías dispersas, enfrentan temperaturas que llegan a superar los 48 grados centígrados, claro efecto de la lluvia que empezó a menguar desde agosto de este año.

Es el mismo Churumuco tomado en 2013 por grupos de autodefensa; ahí, como en La Huacana, según señalan habitantes, “sigue presente” la sombra del crimen organizado, y ante la contingencia particular de sequía extrema que ha impactado severamente a la economía familiar, jefes de familia y jóvenes son los más vulnerables al reclutamiento de células criminales que operan en la región.

Depositarios de una biodiversidad única en México, en Churumuco y La Huacana, perviven cientos de especies de flora y fauna; su paisaje de selva baja ofrece una amplia variedad de cactáceas, y entre huizaches, pinzanes, parotas y pitires se reproducen venados, iguanas, águilas, armadillos y cuiniques, en un terreno agreste bañado por afluentes como La Caña, La Higuera, Poturo, Carrizalito, Grande y Milpillas, principales vertientes del Río Balsas, hoy disminuidas en un 80 por ciento.

Además de tener fines de autoconsumo, la producción y comercialización de maíz, sorgo, ajonjolí y jamaica, constituyen la base de la economía familiar; asimismo, parte de los pastos y follajes son utilizados para el sostenimiento de hatos de ganado, y se estima que el 40 por ciento de la población depende de la pesca, cuya producción a mermado hasta en un 70 por ciento, según pescadores.

Efectos de la sequía

El pasado 6 de noviembre, el Servicio Meteorológico de la Comisión Nacional del Agua dio a conocer los resultados del Monitor de Sequía en México, donde se advierte que derivado de los efectos del fenómeno oceánico-atmosférico El Niño, el fenómeno se encuentra presente ya en varias partes del país, principalmente en el norte de la Península de Baja California, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Tabasco y Campeche.

En Michoacán, los efectos de El Niño se resintieron en el Bajo Balsas desde junio, julio y agosto, con lluvias discontinuadas y escasas; y de acuerdo al pronóstico, durante los próximos seis meses, la mayor parte de los municipios del estado enfrentarán una condición “anormalmente seca”, y en algunos otros la sequía irá de “severa” a “extrema” y “excepcional”.

Desde 2003, Ana Laura Burgos Tornadú, investigadora del Centro de Investigaciones de Geografía Ambiental de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Morelia, encabeza, junto con la asociación civil Grupo Balsas y la Fundación Gonzalo Río Arronte, un trabajo de campo en la cuenca del Bajo Balsas, donde realizan monitoreo permanente de la cantidad y calidad del agua, junto con ejidatarios, campesinos, amas de casas y jóvenes de la comunidad.

Pérdidas totales ponen en riesgo seguridad alimentaria

De acuerdo al monitoreo realizado, durante el mes de agosto de este año, las lluvias cesaron dramáticamente, y derivado de la reducción del nivel del agua en ríos y manantiales, también se redujo el nivel de agua en norias y agua potable en viviendas, además de que comenzó a registrarse una mala calidad en el agua, consecuencia de la putrefacción de animales muertos en algunos pozos, aunado a la presencia de fertilizantes y agroquímicos no permitidos en tierras cultivables.

La falta de lluvia impidió el crecimiento de los cultivos de maíz, ajonjolí, jamaica y sorgo, que dependen completamente del riego “de temporal”, y para septiembre, en que se desarrolla la “floración” de las plantas, se había perdido la producción de frutos, granos y semillas. Pese a las remanencias del huracán Patricia, las pérdidas de maíz fueron totales en la sierra de Churumuco y La Huacana, y se perdió el 80 por ciento del resto de los productos.

La sequía ha generado infestación de garrapatas en el ganado, y se registra una inusual multiplicación en el número de murciélagos, principalmente Desmodus rotundus, conocido como vampiro, que ataca con ferocidad al ganado, al que ocasiona infecciones, parásitos y contagia del virus de la rabia. En cultivos, las plagas pulgón amarillo y cochinilla acabaron con el poco sorgo y jamaica que se habían logrado.

Además del riesgo de la seguridad alimentaria, sólo para los más de 50 mil habitantes de Churumuco y La Huacana, denuncian la total ausencia de médicos y medicamentos en los centros Salud, inoperantes frente a la epidemia de chikungunya, que lastimó al 80 por ciento de la población y dejó una decena de muertos, por lo que hay vulnerabilidad ante el incremento en padecimientos diarreicos, de desnutrición y cuadros de deshidratación, principalmente entre niños y ancianos.

Como consecuencia de la situación que se vive en la región, y ante la falta de ingresos, familias completas han caído en las redes de usureros que ofrecen contratos “leoninos” con préstamos “a rédito”, de hasta el diez por ciento de interés mensual, con lo que las personas hipotecan su futuro ante deudas impagables para no morir de sed, comprar algunas pipas de agua y algunos insumos básicos para barbechar sus tierras con la esperanza de que llueva.

Desatención de autoridades

El pasado 12 de noviembre se llevó a cabo en Morelia la primera reunión intersectorial para valorar el impacto de la contingencia; desde esa ocasión, frente a una treintena de ejidatarios, la ausencia de funcionarios de primer nivel evidenció la desatención del gobierno del estado hacia el asunto; sin embargo, en posteriores mesas, dependencias federales se sumaron a encarar la problemática.

El pasado 10 de diciembre, con la ausencia del presidente municipal, el priista Gilmar Torres Abarca; del titular de la Secretaría de Desarrollo Rural (Sedru), Israel Tentory García, así como del diputado del PRI, Raymundo Arreola Ortega, representante distrital ante el Congreso de Michoacán, se llevó a cabo la segunda reunión intersectorial para valorar el impacto de la contingencia, esta vez en Churumuco.

Durante cinco horas, científicos de la UNAM, integrantes del Grupo Balsas, ejidatarios y presidentes de cooperativas, expusieron la situación ante funcionarios de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, de la Comisión Estatal del Agua y Gestión de Cuencas y de la Sagarpa, a quienes advirtieron que está en riesgo la seguridad alimentaria de la mayoría de la población.

Comprometió Sagarpa 10.5 mdp

Esa ocasión, el subdelegado de la Sagarpa, Vicente García Lara, único funcionario de primer nivel presente en la segunda reunión efectuada el pasado jueves en Churumuco, comprometió el pago de 10.5 millones de pesos del Seguro Catastrófico Agropecuario a todos los productores afectados por la sequía.

Explicó que este seguro fue contratado por el gobierno del estado, “prácticamente para el 100 por ciento de la superficie agrícola dañada”, y que en el caso de Churumuco y La Huacana, este recurso ya estaba en proceso de liberación de la Secretaría de Finanzas y Administración, como parte de indemnizaciones, y que se entregaría dentro de dos semanas.

Han pasado más de dos semanas y, de acuerdo a lo que señalan productores de la región, no se les ha hecho llegar el recurso comprometido, por lo que la falta de agua y alimento para el sostenimiento del ganado ha agudizado la crisis, la cual ha comenzado a generar las primeras migraciones; “pasamos una Navidad muy dura, imagínese, sin nada qué comer”.

Además, denunciaron que, con diferentes excusas, e incluso con el supuesto extravío de expedientes y “laberínticos” trámites burocráticos, no se ha concretado el pago del Programa de Producción Pecuaria Sustentable y Ordenamiento Ganadero y Apícola o nuevo Progan, por lo que solicitaron a la Sagarpa agilizar trámites, al señalar que ante la situación, el recurso les ayudaría al menos a paliar la crisis.

Migración, puerta a la incertidumbre

Derivado de la sequía, y ante el endurecimiento de las rutas de migración, cada vez más complicadas para llegar a Estados Unidos, jefes de familia, padres jóvenes, maduros, jóvenes, hombres y mujeres, buscan alternativas de empleo, principalmente en las ciudades vecinas de Lázaro Cárdenas, Apatzingán, Morelia y Uruapan, donde también se enfrenta una fuerte crisis ante la falta de empleo.

Sin embargo, algunos advierten que empresas de “dudosa honorabilidad” han comenzado a “reclutar” personas con el ofrecimiento de empleo en el norte de Canadá; “ya hay una lista de 300 personas de Churumuco, La Huacana y Turicato; lo que es preocupante es que no sabemos quiénes son estas gentes que están ofreciendo sueldo en dólares; si bien les va, se los van a llevar y quién sabe cuánto les quiten de su salario, o quizás los metan en cosas peores”, advirtió Arcadio Sosa, ejidatario de Churumuco.

Sobre la situación de inseguridad en esta región de Tierra Caliente, habitantes afirman que sigue presente “la sombra” del crimen organizado, por lo que advierten que los jóvenes son altamente vulnerables a ser reclutados por células delincuenciales ante la falta de condiciones óptimas para su formación educativa, y acceso a oportunidades de empleo, lo que se agudiza con los efectos de la sequía, que ha reducido de forma significativa el poder adquisitivo.

La peor sequía de los últimos 50 años

De acuerdo con un estudio del Centro de Investigaciones de Geografía Ambiental de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), esta sequía es considerada como la peor de las últimas cinco décadas, teniendo en cuenta otras sequías severas registradas en 1930, 1957, 1987 y 2002.

En el mes de octubre, académicos de la UNAM realizaron una encuesta a 114 adultos mayores de 50 años, habitantes de Churumuco y La Huacana, a quienes se les solicitó indicar con detalle las consecuencias de las últimas sequías que recordaran: “Comíamos una vez al día, para ahorrar alimentos”; “racionábamos la comida”, “cada miembro de la familia comía una tortilla al día”, “enfermó y murió casi todo el ganado”, “no había ningún ingreso económico”, “jóvenes y jefes de familia emigraron”, “no había agua ni para lo básico en casa”, “hacíamos pozos junto a los arroyos para encontrarla y llevarla desde muy lejos en cubetas”, “murieron animales de muchas especies silvestres”, respondieron.

De acuerdo a los pronósticos de la Conagua, el endurecimiento de la sequía, prevista para 2016 en por lo menos 25 municipios de Michoacán, podría generar efectos igualmente devastadores, al poner en riesgo la seguridad hídrica, alimentaria, física, económica, social y cultural, de miles de habitantes, y podría generar impactos severos a la biodiversidad del ecosistema local.

Situación crítica

En visita a la cabecera municipal de Churumuco, Cambio de Michoacán constató la precariedad en que subsisten cientos de familias, donde amas de casa denuncian que desde hace dos meses se han incrementado los precios de las tiendas de la Secretaría de Desarrollo Social, como Liconsa, cuyos productos se han vuelto más caros que en otras tiendas, donde también el huevo, el jitomate y la carne, prácticamente, han duplicado su valor.

“Es imperdonable que las dependencias que deberían estar ayudando a nuestra gente sean las primeras en abusar; la gente está muy necesitada, no hay accesos, históricamente los caminos han estado intransitables, y en las lecherías Liconsa los precios se elevaron casi al doble”, denunció Florentina López Rosales, vecina del ejido de Oropeo, en La Huacana.

Ante la situación, relata que las amas de casa se han convertido en un eje del sustento de la economía familiar, mediante la recolección de frutos, miel y animales silvestres que comercializan en puntos de venta y mercados conocidos, en busca de generar algún ingreso o por lo menos para el propio consumo.

Los jóvenes “tenemos que entrarle…”

Con 21 años de edad, originario de El Salitre, ejido de Churumuco, Lázaro Ramírez Morelos, estudiante de una ingeniería en Agronegocios, señala que como consecuencia de estos primeros dos meses de sequía, algunos amigos y vecinos de su edad ya se han separado de sus familias en busca de generar algún ingreso; “aquí no hay nada, y hay muchos adultos mayores que ya no pueden trabajar; nos toca entrarle”, comentó.

Ildefonso Alvarado Sánchez, ejidatario de Llano de Ojo de Agua, en Churumuco, lamenta la desatención de las autoridades ante la sequía, de la que a sus 63 años, no recuerda una con iguales características, toda vez que señala que nunca se había mermado tanto la producción de pesca, ni los niveles de los ríos se habían reducido hasta más de la mitad, como ahora.

Bernabé Martínez Sosa, de Poturo, pide a las autoridades acercar a la población módulos de dependencias itinerantes, que garanticen abasto de medicamentos básicos y atención a cuadros de deshidratación, además del posible rebrote de la fiebre chikungunya.

Rosalío Cruz Murillo, originario de Poturo, ejido de Churumuco, denunció la presencia de intermediarios que se están aprovechando de la necesidad de los productores que lograron cosechar una mínima parte de su siembra, y “pagan lo que quieren” por un kilo del poco sorgo, ajonjolí y jamaica que se logró, con lo que no se paga ni siquiera el costo de producción.

Cambio Michoacán

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