Publican proyecto de la NOM para evaluar riesgos de cultivos genéticamente modificados

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A partir de este martes y dentro de los siguientes 60 días naturales cualquier persona podrá someter sus opiniones en torno al proyecto de norma oficial mexicana con el que se delinean las especificaciones de los estudios para la evaluación de riesgos de los cultivos genéticamente modificados (GMO) en su fase experimental.

Dicho proyecto, publicado este martes en el Diario Oficial de la Federación, se identifica como PROY-NOM-000-SAGARPA/SEMARNAT-2015 y se deriva de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM).

El proceso para la evaluación de riesgos delineado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) en colaboración con la Secretaría del Medio Ambiente (Semarnat) detalla cinco etapas que se deberán de seguir a la hora de hacer los estudios en las regiones donde se busque liberar la siembra de transgénicos en su fase experimental.

Se trata en orden cronológico de la evaluación de posibles riesgos, evaluación de la ocurrencia de los posibles riesgos, evaluación de las consecuencias de estos posibles riesgos, la estimación del nivel de riesgo y por último las recomendaciones del manejo de estos riesgos, señala el proyecto.

Con este protocolo se busca suprimir las afectaciones negativas a otros cultivos y flora y fauna silvestre que se localice cerca de las zonas donde se busca desarrollar plantaciones de transgénicos en su fase experimental.

En México la ley establece una serie de pasos para poder sembrar semillas transgénicas para lo cual primero se debe de cumplir con la fase experimental.

Esta se trata de la primera fase, que no es más que una prueba a campo abierto de la siembra de determinado producto bajo medidas de aislamiento que impidan la dispersión del polen, de semillas con el fina de evitar su interacción con otras poblaciones agrícolas o silvestres, de acuerdo con AgroBio, que agrupa a empresas de biotecnología como Monsanto y Syngenta.

Le siguen la siembra piloto, que se desarrolla en una mayor extensión de tierra igual bajo medidas de bioseguridad, pero en donde se evalúa el costo beneficio económico y ambiental de sembrar el producto en cuestión.

Finalmente se da la fase comercial, que es donde ya se puede vender el producto cosechado y cuando ya se comprobó que no hay afectaciones al ambiente.

El Financiero

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