Aguascalientes.- Juan Jáuregui Rincón, profesor investigador del Departamento de Ingeniería Bioquímica en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), desarrolló un tratamiento biológico para el nejayote —agua residual de la nixtamalización del maíz— para darle un segundo uso a este efluente.
Este método incluye el uso de hongos ligninolíticos, es de bajo costo y mediante su empleo se pretenden alcanzar los niveles establecidos en la Norma Oficial Mexicana (NOM) para aguas de riego.
Con relación a los tratamientos fisicoquímicos y biológicos, indicó que en estudios previos había trabajado con algunos polímeros, como el alginato, para la remoción de colorantes y el tratamiento de las vinazas de la industria tequilera, cuyos efluentes tienen altos niveles de demanda química de oxígeno y son similares a los del nejayote.
En ese trabajo, se logró disminuir en aproximadamente 90 por ciento la demanda química de oxígeno.
“Después continuamos con el nejayote, pues ya las metodologías que teníamos desarrolladas para la vinaza tequilera las pudimos aplicar con algunas modificaciones para el efluente de la industria del maíz.
Hemos logrado buenos resultados: con el tratamiento fisicoquímico logramos una remoción aproximadamente de 70 por ciento de la materia orgánica, y con el tratamiento biológico por separado, se logra una remoción aproximada de 85 por ciento”, detalló.
El agua del nejayote contiene residuos sólidos que provienen del grano de maíz, como es el pericarpio, almidón, compuestos fenólicos y proteínas, esto hace que este líquido tenga una gran cantidad de residuos sólidos y una alta demanda química de oxígeno, misma que se ubica por encima de las 22 mil partes por millón.
Este tipo de residuos es abundante, pues a nivel industrial se generan miles de metros cúbicos por día, ya que por cada kilogramo de maíz que se somete al proceso de nixtamalización, se emplean entre cinco a seis litros de agua residual.
Tratamiento biológico
Para este proyecto, se decidió iniciar con el tratamiento biológico por medio de hongos ligninolíticos como Pleurotus ostreatus (seta común), Bjerkandera adusta, Trametes versicolor, entre otros. Estos microorganismos requieren bajar el pH del nejayote que oscila entre 10 y 11 unidades, mismos que se deben disminuir alrededor de cinco unidades para que los hongos puedan desarrollarse y que sus enzimas comiencen a degradar la materia orgánica. Este tratamiento dura aproximadamente dos semanas.
“DESPUÉS VIENE EL TRATAMIENTO FISICOQUÍMICO, EN DONDE AGREGAMOS ALGINATO DE SODIO PREVIAMENTE DISUELTO, LO PREPARAMOS AL DOS O TRES POR CIENTO, Y SE AGREGA AL AGUA CON LA FINALIDAD DE FORMAR POSTERIORMENTE UN PEQUEÑO AGREGADO QUE SE GELIFICA AÑADIENDO CALCIO”.
Para lograr este proceso de remoción de material orgánico suspendido y algunos compuestos que están todavía disueltos, después se filtra ese residuo, el cual es biodegradable, y el agua que sale tiene mucho menor contenido de materia orgánica, añadió Jáuregui Rincón.
En la Norma Oficial Mexicana se establece que la máxima cantidad de sólidos que debe contener el agua tratada para reutilizarse en el riego de cultivos es de 500 partes por millón, con el tratamiento biológico y fisicoquímico se ha logrado reducir de 22 mil a mil 500 partes por millón, restan en su mayoría compuestos solubles que son más difíciles de remover; sin embargo, los estudios realizados han demostrado que el líquido ya no resulta tóxico para los seres humanos, animales ni cultivos.
Para concluir el tratamiento de manera exitosa, se analiza añadir una fase de pulido por medio de filtros de carbón.