Una cuestión “de amor al campo” es lo que aún mantiene a San Bernardino Tlaxcalancingo vigente en la producción de nopal, porque la falta de apoyo de las autoridades de los tres niveles de gobierno, las pocas ganancias y la falta de tierra generan que esta actividad agraria esté en vías de desaparecer en la mencionada junta auxiliar de San Andrés Cholula, la cual hace tres décadas fue una de las más prominentes en la materia, coincidieron algunos productores de la zona.
Otro factor que está llevando a que cada vez sean menos los sembradíos de pencas de nopal es la plusvalía actual de los terrenos de esta comunidad, porque hace 20 años el metro cuadrado costaba entre 120 y 150 pesos, a diferencia de los 2 mil a 3 mil 500 que ahora están fijados en el mercado local, dependiendo de la ubicación de los mismos. Lo anterior, según los entrevistados, se debe a la construcción de la Vía Atlixcáyotl y sus desarrollos habitacionales y comerciales encontrados a sus alrededores, lo que hizo posible un escenario favorecedor para las familias, pero no para el campo.
Aunado al factor económico hay otras circunstancias que también están llevando a Tlaxcalancingo a perder esta tradición, entre ellas que los jóvenes “ya no quieren trabajar las tierras de cultivo”, al igual que el crecimiento de la mancha urbana provocado por el aumento en el número de habitantes.
“A pasos agigantados están desapareciendo los cultivos de nopal. Calculo que en unos diez años ya no habrá alguno en Tlaxcalancingo, porque como productor pienso que es lamentablemente que ahora los muchachos ya no quieran trabajar el campo, ya no le echan ganas, y pues algunas familias prefieren vender sus tierras”, expresó Francisco Pájaro Lucio, quien comentó que en los últimos 22 años de su vida se ha dedicado a este oficio.
Primero, en su vivienda, encontrada sobre la calle Benito Juárez, donde cuenta con un pequeño huerto; después, en uno de sus campos, localizado en otro punto de esta comunidad. El declarante contó que la siembra y cosecha de nopal actualmente no generan las ganancias esperadas y más aún cuando se tienen que rentar los predios, como es su caso.
Para sembrar una hectárea de nopal se deben invertir unos 200 mil pesos, porque se deben costear los trabajos de preparación de la tierra, comprar los abonos orgánicos necesarios y los fertilizantes e insecticidas que ayudan a reforzar la plantación de la penca y que así se mantenga libre de plagas.
Si el cultivo tiene éxito, en esa medida territorial se pueden llegar a tener hasta 20 mil pencas, que en vida útil y en conjunto pueden generar hasta 50 mil piezas de nopal, cantidad que, de acuerdo al mercado nacional, puede comercializarse a precios que van desde los 100 hasta los 300 pesos por caja, dependiendo de la época del año.
Por pieza, caja, ciento, paca y tonelada es como se vende el nopal y el precio es bastante variable puesto que está sujeto a la oferta y la demanda.
En su caso, mencionó que su gasto de siembra aumenta aún más porque está obligado a destinar un pago anual de 10 mil a 22 mil pesos por la renta de tierras en el municipio de Atlixco, que, junto con otras zonas de la entidad de Morelos, actualmente cuenta con el clima más apropiado para garantizar una buena producción de nopal.
Contrario a lo que sucede en sitios donde predominan las bajas temperaturas, pues por dicho factor resultan ser los más inadecuados para esta labor.
“Hace 20 años en Tlaxcalancingo había más de 200 hectáreas, que eran exclusivas para la producción de nopal, pero ahora quedan menos y pues quienes seguimos en esto es porque amamos el campo y nos gusta trabajarlo”, expresó el agricultor, quien, apoyado de su trabajador Filiberto, dijo que es uno de los más 300 productores aún en activo en esta junta auxiliar.
A veces es mejor vender que trabajar
En otro punto de Tlaxcalancingo, que es considerada la comunidad más grande de San Andrés Cholula por contar con más de 35 mil habitantes, José Osorio Coyotl, de 33 años de edad, indicó que cuando era niño aprendió este oficio, heredado por sus padres.
Justo cuando laboraba en su parcela, que abarca unos 700 metros cuadrados, externó que muchas familias dejaron de sembrar nopal porque el gasto es mayor a la ganancia.
“Ya los jóvenes le perdieron amor y fe al campo y ahora mejor quieren ser albañiles y venden sus tierras, porque a veces es más redituable vender que sembrar y cosechar”, añadió.
Finalmente, resumió que antes en Tlaxcalancingo había más de 200 hectáreas productivas y ahora solo quedan menos de 30.
Asimismo, el número de productores se redujo a menos de 300, cuando antes la mitad de la población se dedicaba a la siembra de nopal para venderlo desde en el mercado de la zona hasta en las centrales de abasto del país.
El Sol de Puebla