Baja California Sur.- Gracia Gómez, quien es investigadora en el Centro de Estudios Biológicos del Noroeste (CIBNOR), identifica una idea principal que rodea el tema de los transgénicos, “que acaban o dañan la ecología”.
Esta idea fue derivada de la siembra de soya en el sureste de México donde ciertamente el cultivo voraz estaba terminando con la selva y fauna, “pero no es el transgénico como tal. Lo que pasa es que cuando uno siembra soya transgénica pues aunque fuera una soya convencional, tú deforestas selva para poder cultivar, sea transgénico o tradicional, la agricultura per se es muy dañina para la ecología, por eso se trata de mantener las mismas áreas de siembra y no extenderlas”.
Lo que pasó en este caso es que debido a que los cultivos transgénicos generan muy buenas ganancias, casi el doble o triple que el cultivo tradicional, por lo regular las personas quieren sembrar más, “pero ahí debe de haber una regulación y no permitir que extiendan su área de cultivo”.
NO AL MONOPOLIO
Según la investigadora a las plantas se les mete un gen previamente dirigido a cumplir con una cierta función, que puede ser matar a un cierto insecto con el que tenga contacto la planta, todo esto de acuerdo a las necesidades del cultivo; a pesar de estar de acuerdo en el uso de transgénicos, Gracia no está de acuerdo con apoyar el monopolio internacional; “tenemos que hacer tecnología mexicana que nos sirva para los bichos y los gusanos que tenemos aquí”.
Una de las grandes cosas que se podrían hacer en La Paz es que se podrían modificar genéticamente a algunas plantas y hacerlas útiles para alimentar vacas y que puedan resistir el suelo salinizado que es mucho y que no se usa, menciona.
