Argentina. En un contexto de alta incertidumbre, tanto internacional como local y, con una superficie total prevista para la siembra de 7,9 millones de hectáreas, la cosecha de trigo y cebada alcanzarán en esta nueva campaña 2022/2023 unas 25,9 millones de toneladas.
En detalle, para trigo serán unas 6,6 millones de hectáreas y se obtendrán 20,5 millones de toneladas. En tanto, para la cebada, con 1,3 millones hectáreas se cosechará 5,4 millones de toneladas.
En cuanto a las exportaciones, se espera que disminuyan un 5%, a US$6236 millones durante la nueva campaña, “debido a la caída de las cantidades producidas, aunque se mantendrían muy por encima del promedio de los últimos años”.
Los datos fueron presentados esta mañana por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, durante el 11º Congreso de A Todo Trigo 2022, organizado por la Federación de Acopiadores de Granos, en el Hotel Sheraton de esta ciudad.
En primer término, Agustín Tejeda Rodríguez, economista jefe de la entidad, realizó una descripción previa del escenario global, donde dio detalles de cómo los valores internacionales de las commodities y de los insumos fueron tomando envión de manera importante, debido a la invasión de Rusia a Ucrania, sumado a las interrupciones en las cadenas de suministros por los confinamientos en China por el Covid-19.
“La suba de los costos afectó especialmente a aquellos cultivos más intensivos en el uso de tecnología, como son los casos del trigo y la cebada, que tendrían un aumento del 45% en los requerimientos de inversión este año”, indicó.
Como consecuencia de la suba de costos, el experto señaló que el Producto Bruto de ambas cadenas también se reduciría en un 10,5%, situándose en US$6354 millones, y se aportarían US$1782 millones en recaudación fiscal.
“Este aporte estaría limitado por las actuales políticas agrícolas y comerciales y la expectativa de mayores restricciones. Con políticas más favorables a la producción, se podrían generar hasta US$2000 millones adicionales en exportaciones de trigo, cebada y subproductos”, afirmó.
“En este sentido, la Argentina está ante la oportunidad de consolidarse como un proveedor confiable de alimentos en tiempos inestables, lo que ofrecería una salida a la crisis actual y la posibilidad de un sendero de desarrollo. Para lograrlo, debemos repensar y priorizar la inserción internacional de las cadenas agroindustriales en la nueva geopolítica mundial”, añadió.
A su turno, Esteban Copati, jefe del Departamento de Estimaciones Agrícolas de la entidad, dijo que la superficie de trigo para esta nueva campaña registrará “una caída interanual ahora calculada en 1,5,% con respecto a la del ciclo anterior cuando fue de 6,7 millones de hectáreas”. En tanto, para el caso de la cebada, “el área ascendería a 1,3 millones de hectáreas, reflejando una expansión interanual del 8,3 %”.
En relación a las proyecciones de producción para ambos cereales, “la campaña podría presentar limitaciones en el uso de algunos insumos clave, como fertilizantes, ante una más desfavorable relación insumo/producto, lo que afectaría negativamente los rendimientos”.
“La proyección de cosecha ascendería a 20,5 millones de toneladas para el trigo, reflejando una merma interanual del -8,5%, mientras que en cebada se prevé una cosecha de 5,4 millones de toneladas, cifra que resulta en un incremento interanual del 3,8 %, explicado en mayor medida por la expansión del área sembrada”, destacó.
Por su parte, Eduardo Sierra, especialista en agroclimatología, aseguró que el estado de “La Niña” que se instaló durante la temporada 2020/2021 en gran parte del área agrícola nacional, y persistió a lo largo de la temporada 2021/2022, evolucionará hacia un “Neutral Frío”, contribuyendo a estabilizar la marcha del clima, en un nivel leve a moderadamente negativo.
“Las precipitaciones irán mejorando los niveles de humedad en el este del país a medida que nos acerquemos a la primavera”, dijo y afirmó que “dicho escenario proveerá un ambiente favorable para la cosecha fina, ya que los cultivos invernales se adaptan bien a un ambiente sub-húmedo y fresco, que cubrirá sus necesidades de frío y reducirá la incidencia de enfermedades”.
“Se trata de una situación con riesgos manejables, que requerirá un planteo tecnológico/productivo prudente y riguroso en la campaña fina 2022/23″, afirmó.
La Nación