En los estudios acerca de la diversidad biológica, los hongos no son tomados en cuenta, en parte por los pocos estudios que se realizan acerca de ellos, señaló el doctor Gastón Guzmán, de la Unidad de Micología del Instituto de Ecología, de Xalapa, Veracruz.
Para el caso de México, el micólogo Guzmán calcula que en el país existen más de 100 mil especies, de las que se conocen solo cerca de tres mil, dijo Guzmán en un comunicado de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Los hongos son organismos independientes de los vegetales y de los animales, por su naturaleza química, nutrición y reproducción, por lo que constituyen el Reino Fungi, para diferenciarlos de los Reinos Vegetal y Animal, indicó.
La importancia ecológica de los hongos radica en que descomponen la materia orgánica -hojarasca, ramas y troncos- de los bosques, jardines y terrenos baldíos, para reincorporarla al suelo.
En un bosque o jardín, gracias a los hongos se forma la sustancia rica en carbono orgánica conocida como humus, pero también hay hongos que viven de las raíces de las plantas, en una relación de ayuda mutua, se trata de los hongos micorrícicos que son vitales para el mantenimiento de los bosques y de varias plantas.
“La contaminación, la deforestación y la urbanización son los principales factores que ponen en riesgo la existencia de los hongos”, dijo Guzmán, quien también es integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.
Los hongos y los líquenes, hongos asociados con algas, pueden ser bioindicadores del estado de los hábitats debido a que algunas especies de hongos y líquenes indican el grado de perturbación de un lugar o el grado inalterable de una formación vegetal, ya sea un bosque o una selva.
“Para su estudio, los hongos son clasificados por el tamaño de sus fructificaciones en: micromicetos, los que no tienen fructificaciones o son microscópicas, como son los mohos, las levaduras y los parásitos de plantas, animales y el hombre; y macromicetos, los que tienen fructificaciones visibles”, detalló el investigador.
Además de su importancia en la reproducción del hongo, las fructificaciones son la base para identificar a qué especie pertenece un hongo.
“En el caso de las especies comestibles y de las venenosas no existe una regla en particular, únicamente la experiencia, tal es el caso de los campesinos, quienes para identificar un hongo comestible toman en cuenta el color de la fructificación, el cambio de la misma al maltratarse, el olor y el sabor”, indicó Guzmán.
El especialista calcula que en los bosques, praderas, jardines y en las zonas desérticas en México hay más de 200 especies de hongos comestibles, las cuales dependen de la humedad, por lo que crecen en general durante la temporada de lluvias.
De acuerdo con los estudios de Guzmán, quien se dedica desde 1963 al estudio de los hongos macromicetos, destaca que no todos los hongos son venenosos y que ninguno de los que son venenosos y mortales crece en parques y jardines.
Por su toxicidad los hongos pueden ser agrupados en tres categorías: gastrointestinal, cerebral y mortal.
Los primeros se manifiestan media hora después de ingerirlos, con vómitos y diarreas. “La persona se recupera tras vomitar o al recurrir a lavados intestinales”, indicó Guzmán.
Los hongos de tipo nervioso, conocidos como alucinógenos, provocan una intoxicación de tipo cerebral media hora después de la ingestión y se manifiesta con alucinaciones; los trastornos duran alrededor de cinco horas, después la persona regresa a la normalidad.
Respecto a los hongos que producen la muerte, que en el caso de México son tres especies fáciles de distinguir por el color blanco en todas sus partes, la intoxicación se manifiesta 24 horas después de ingerirlos, mencionó.
Los síntomas son vómitos y diarreas sanguinolentas, ya que la sustancia tóxica de estos hongos -un alcaloide- ataca el hígado. También existen hongos medicinales que combaten la diarrea, son purgantes o coagulan la sangre de heridas, puntualizó.
NTX