LONDRES — Genus, una firma británica de genética animal que provee semen de cerdos y toros a agricultores en todo el mundo, dijo el martes que trabajó con la Universidad de Missouri para desarrollar cerdos resistentes al Síndrome Respiratorio y Reproductivo Porcino (PRRS).
La condición, también conocida como enfermedad de la ‘oreja azul’, puede ser fatal ya que afecta el sistema inmune de los animales y supone cientos de millones de dólares en costos anuales a los agricultores. No existe una cura a este mal.
Al utilizar de forma precisa la edición de genes, el equipo de la Universidad de Missouri logró desarrollar cerdos que no producen una proteína específica necesaria para que el virus se propague en los animales. Su investigación fue publicada en la revista Nature Biotechnology.
Estudios en fases iniciales mostraron que los nuevos cerdos resistentes al PRRS, al ser expuestos al virus, no se contagiaron y siguieron ganando peso normalmente.
El director científico de Genus, Jonathan Lightner, dijo que hay “un potencial punto de inflexión para la industria porcina”.
El PRRS es considerado la enfermedad viral de los cerdos más importante desde el punto de vista económico. Se detectó por primera vez en América del Norte en 1987 y en Europa en 1990. En México también se detectaron los primeros casos entre 1991 y 1992. Desde entonces se ha documentado en las zonas de producción de cerdo más importantes del mundo.
La edición genética de organismos vivos es una tecnología muy prometedora para tratar enfermedades y mejorar las cosechas agrícolas y especies animales. Pero al ser aplicada a los humanos también podría ser usada para crear tipos de bebés, alentando a los críticos a exigir una veda global a la modificación genética de embriones humanos.
La tecnología permite a los científicos editar genes utilizando ‘tijeras’ biológicas que operan como un procesador de textos que puede hallar y reemplazar segmentos seleccionados de ADN.
Ha sido implementada en laboratorios en todo el mundo, pese a que los problemas éticos y de seguridad que genera son duramente debatidos.
Reuters