Puebla, Pue. Pese a que la entidad tiene una larga tradición en el cultivo de flores y a que cuenta con 1,800 productores, sólo 5% siembra nochebuena.
El representante de los productores locales, Eduardo Robelo Estrada, dijo que la flor tradicional de estas fechas implica demasiados cuidados e inversión.
Tanto él como Alberto Jiménez Merino, delegado de la Secretaría de Agricultura federal, coincidieron en que no se aprovecha la temporada de este cultivo, que puede dejar hasta tres veces más en ganancias respecto de los productos tradicionales.
Robelo Estrada, presidente del Sistema Producto Ornamentales, recordó que en los últimos cinco años se han incrementado las hectáreas de nochebuena, al pasar de 43 a 70, mismas que son cultivadas por poco más de 80 personas.
Comentó que en esta temporada se obtuvo una producción superior al millón 376,000 plantas, es decir, 10% más comparado con un año antes.
De acuerdo con el Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), la entidad ocupa el cuarto lugar nacional en producción de nochebuenas, por debajo de Morelos, con 6 millones 69,016 plantas; Michoacán, con 3 millones 183,600, y el Distrito Federal, con 3 millones 179,965.
El sur, principal cliente
El líder de los floricultores mencionó que 60% de la producción se comercializa en el sureste del país, mientras que el resto se queda en territorio poblano.
“Hoteles, restaurantes y tiendas de autoservicio en el sureste son los que más nos piden. En el caso de los dos primeros sectores ocupan la planta para adornar y aquellos que las comercializan elevan el precio hasta en 60%”, refirió.
Los costos de la planta, según el tamaño, va desde 13 hasta 400 pesos, con una mayor demanda del color rojo.
Mencionó que a través de invernaderos han logrado tener un producto de calidad para competir con los demás estados, e incluso han apostado por obtener 25 variedades.
En Atlixco se genera 85% de la cosecha de esta flor en el estado, mientras que Hueytamalco, Tianguismanalco, Tochimilco, San Salvador El Verde, Puebla y cinco municipios de la Sierra Norte, producen el resto.
El Economista