Producción de henequén de Yucatán enfrenta relevo generacional

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La falta de un relevo generacional y de superficie cultivable, son dos de las principales limitantes que enfrenta la producción de henequén de Yucatán, fibra natural otrora conocida como “oro verde” y que diera esplendor económico al estado.

En ese sentido, el director de Agricultura de la Secretaría de Desarrollo Rural (Seder), Luis Novelo Piña, recordó que durante el siglo pasado, la producción de henequén básicamente era para el mercado de exportación a Estados Unidos y Europa, informa Notimex.

Empero, la presencia de la fibra sintética provocó la caída de la actividad e inhibió el interés por el cultivo.

Destacó que el creciente interés de los mercados internacionales por retornar al uso de la fibra natural y con ello evitar la producción de fibra sintética -por su alto costo ambiental-, lo que abre una nuevo panorama para el agricultor, muchos de los cuales se han convertido en la última generación de productores de henequén.

Fue así que se redujeron las áreas de cultivo, amén de los precios que los fija la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), por lo que no competía el producto mexicano en comparación con grandes productores como Brasil y Tanzania, y a los que se ha sumado El Salvador y China.

En la actualidad, apuntó, la República Popular de China cuenta con una superficie de cultivo que se estima oscila entre las 30 mil a 40 mil hectáreas, pese a ello, es una nación con una alta demanda de fibra de henequén.

De esta forma, refirió, que al reducirse la superficie y no sentirse arropado por el Fideicomiso Henequenero, antes Banco Agrario que se encargaba de la adquisición y pago de la fibra, “se fue perdiendo interés y ante la falta de viabilidad y rentabilidad, los grupos de productores henequeneros”.

La zona henequenera, explicó, estaba representada por 60 municipios que se ubican alrededor de la capital del estado -unos 70 a 80 kilómetros a la redonda- hasta concentrarse en la actualidad básicamente en 38 municipios con apenas tres mil productores henequeneros “de sangre”, es decir, por amor a la actividad.

Quedan muy pocos
En 1978, ante la llamada crisis del sector, el gobierno local creó un programa de alternativas económicas para la zona henequenera, capacitándolos para la pesca en la mayoría de los casos y en el mejor, diversificando la actividad y canalizando esfuerzos a la producción de cítricos.

Es así, comentó, que hoy en municipios fuera de la costa como Timucuy, es común ver la existencia de restaurantes de mariscos, pues hay muchos pescadores que provienen de esa localidad, incluso capitanes de barcos de la flota mayor pesquera.

“Hoy podemos ir por ejemplo a la zona poniente del estado y apreciar en municipios como Hunucmá, Kinchil, Tetiz y Samahil desarrollos citrícolas”, señaló.

Dijo que son ejemplos muy claros de cómo en estas localidades cercanas al litoral, las plantas desfibradoras se desintegran y sólo quedan los grupos que llevan el cultivo en “la sangre”, con una área de apenas tres mil 600 hectáreas, concentrándose en Motul, Izmal, Telchac, Baca, Dzemul, Tahmek, Suma, Tixkokob y Yaxcucul.

Novelo Piña enfatizó que estas tres mil 600 hectáreas de cultivo -en diversas fases de fomento- se enfrentan a uno de los principales problemas productivos “lamentablemente no ha habido un cambio generacional en la actividad henequenera”.

Y esto se debe a que es “una actividad dura en el trabajo, sin rentabilidad, sin superficie para cultivar y quienes aun se dedican a fomentarla responden más a una idea de no dejar que los tres a cuatro hijuelos o vástagos de la planta se pierdan.

Se van…

Abundó que los productores de henequén son de edad avanzada, el más joven tiene una edad de 50 años y lamentablemente el cambio generacional no se da y los hijos, no quieren dedicarse a ella, pues hay muchas oportunidades para continuar sus estudios.

“Cualquier persona, por muy apartada que este su comunidad, si quiere estudiar no tiene problema, lo puede hacer pues hoy hay muchos tipos de becas”, aseveró.

Lo irónico, acotó, es que “gracias al henequén muchos jóvenes concluyen una carrera profesional y se van a trabajar a Cancún, y como dice uno de los productores, cuando me vaya creo que mis hijos van a vender esos terrenos de cultivo”.

Abundó que el productor de henequén recuperará su inversión, mano de obra, hasta el momento de comercializar su producto -seis años después de sembrar la planta-, no es su principal fuente para obtener alimentos como maíz, frijol, calabaza, pepita y chaya, los cuales se obtiene en la milpa o los huertos.

Bajo este panorama, dijo, el gobierno del estado impulsa un programa de fomento a la siembra de henequén, así como estímulo de un peso por cada kilogramo de fibra desfibrada.

Hasta hace muy poco, el kilogramo de fibra se pagaba entre 6.50 y 7.00 pesos. De un millar de pencas que desfibran se habrán de obtener entre 24 a 26 kilogramos de fibra “y ese kilogramos se pagaban a precios que no son negocio”, comentó.

Subrayó que esa es la razón de ser del Programa de apoyo al fomento del henequén, compartidos con el gobierno federal donde al productor se le dan recursos para fomentar el cultivo o de siembra, además se acuerda estimularlos con un peso por cada kilogramo de fibra producido, esto ha significado esas dos acciones importantes.

Y es que en el área del fomento, durante 2013 se estimó la siembra de 435 hectáreas; en 2014 fue de 340 y con la mejora del precio de la fibra, para 2015 se fomentaron 635 hectáreas, aunque estas deben ser consideradas de “reposición” que llegan a su fin.

La producción del henequén, detalló, inicia al quinto o sexto año de siembra.

“En Yucatán -dijo- pese a las limitaciones ha crecido en 2013 al alcanzar un volumen de cuatro mil toneladas; en 2014 fue de seis mil 228 toneladas y para 2015 fue de seis mil 489 toneladas, pese a su semi abandono”.

Nueva problemática

Detalló que actualmente se paga en promedio el kilogramo de fibra a 13 pesos, más el peso que ofrece el gobierno del estado, lo que ha estimulado el interés por el cultivo, en especial de extranjeros que saben de las oportunidades de negocio con la fibra.

Y es que con ella se pueden elaborar costales, alfombras, hilo para embarado de tomate, artesanías, bolsos, asientos para automóviles, así como subproductos como licor de henequén, biodiesel y fertilizantes naturales, altamente demandados en mercados internacionales.

Así, apuntó, “nos enfrentamos a una nueva problemática, la falta de volúmenes de producción necesarias para atender la demanda exportadora, pues tan sólo una empresa local demanda entre 10 mil a 12 mil toneladas de la fibra para elaborar alfombras”.

Añadió que “si hablamos de mercados, están dadas las condiciones que permiten hacer resurgir la producción henequenera, pero la realidad es que entre el 60 a 70 por ciento de las superficie dedicada para el cultivo ha cambiado de vocación y hoy mucha de ellas se utiliza para desarrollar complejos habitacionales”.

Novelo Piña concluyó que “la producción de henequén continuará en tanto el productor esté vigente, se dé el cambio generacional, y el cultivo sea rentable y genere interés de los inversionistas privados, además, mejore el material genético y la producción inicie a los tres o cuatro años, en vez de seis como hasta ahora”.

Agencias

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