Atotonilco de Tula.- Enclavado en medio del desarrollo habitacional Senderos del Pedregal, el Club de Niños y Niñas México, que opera con el modelo de los Boys and Girls Clubs of America, se erige como la única opción que tienen niños de entre seis a 16 años para pasar el tiempo libre en un lugar seguro.
Ahí reciben enseñanza para el desarrollo de habilidades sociales y les fomentan buenos hábitos, pero desde el año pasado buscan ser autosustentables y comenzaron a producir jitomate en su invernadero. Hoy están cosechando alrededor de 350 kilos a la semana.
El desarrollo habitacional ubicado en los límites de Atotonilco de Tula y Huehuetoca, Estado de México, es literalmente una jungla de asfalto. Tiene 45 mil casas construidas, de 100 mil que tendrá, en su mayoría viviendas de interés social. No hay jardines, parques, ni campos deportivos. Hileras de edificios se alzan hasta donde la vista alcanza.
La directora Marcela Paredes de la Vega refiere que, debido a la pobreza de las familias, el Consejo decidió darles alimentos a los más de 300 menores que están inscritos y comenzaron a buscar opciones para financiarlo.
Durante ocho años, el invernadero era utilizado para la enseña del cuidado del ambiente, pero desde el año pasado, con la guía de dos productores vecinos de Jilotepec, Estado de México, que se han convertido en benefactores, comenzaron a producir jitomates.
“Sembramos 337 plantas que producen, en promedio, un kilo por semana. Lo que se cosecha es utilizado para cocinar los alimentos que se dan a los niños, para hacer trueque con otros productores, y para vender y solventar los gastos de la siguiente cosecha. Los niños no participan en el proceso de cultivo porque la planta es muy delicada, ellos reproducen cactáceas, pero le van dando seguimiento al proceso, lo que los emociona mucho”.