La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad Libre de Lengua y Comunicación de Milán (IULM), organizaron la muestra Ka’kao. El árbol secreto: el viaje del cacao entre México e Italia, una exploración novedosa entorno a esta planta que encarna las raíces de la tradición mesoamericana y el desafío de un futuro más sostenible.
La exhibición se inauguró este 4 de noviembre en la Sala de Exposiciones Contemporáneas, Open Space, de esa casa de estudios, donde permanecerá hasta el 15 de diciembre. Previamente, se efectuó un panel con la participación de los curadores, los profesores-investigadores de la IULM, Massimo De Giuseppe y Giuseppe Carrieri; el responsable del montaje, Sergio Pappalettera; la investigadora del INAH, Clementina Battcock, y la cónsul general de México en Milán, María de los Ángeles Arriola Aguirre.
El secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula, expuso que el cacao es un recurso fitogenético de gran valor para los pueblos de Mesoamérica, pues lo consideraban un regalo de los dioses.
Hoy por hoy, dijo, México es el país que tiene la mayor cantidad de platillos y bebidas elaboradas a partir de esta semilla, al ser un ingrediente que aporta aroma y sabor inigualable al chocolate, al pozol, al taxcalate, al tejate, al mole y a los tamales, entre otros.
Resaltó que en las comunidades indígenas del sur sureste de México, el cacao tiene relevancia cultural, ambiental y socioeconómica y, cultivado bajo sistemas agroforestales, contribuyen a la meta país de recarbonización de suelos, genera bienestar para las familias productoras y desarrollo territorial en las regiones cacaoteras.
En su participación virtual, Villalobos Arámbula señaló que el conocimiento del cultivo de cacao y elaboración del chocolate se ha transmitido de un grupo social a otro y de una generación a otra desde la época prehispánica hasta nuestros días, tanto dentro de México como entre regiones y países.
En su mensaje desde la Ciudad de México, en representación del director general del INAH, Diego Prieto Hernández, la secretaria técnica del instituto, Aída Castilleja González, enfatizó que la muestra parte del proyecto multidisciplinario e interinstitucional “Los puentes ocultos. La historia del cacao entre México e Italia”, coordinado por Massimo De Giuseppe, Giuseppe Carrieri y Clementina Battcock, quien a su vez atrajo a investigadores de los Centros INAH de Chiapas, Tabasco y Oaxaca, y a los directivos de los museos nacionales de Antropología y de Historia.
La iniciativa se nutre además de los aportes de especialistas del Archivo General de la Nación, de las secretarías estatales de Cultura y Agricultura de Chiapas y Tabasco y de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México (Memórica), entre otros.
Este esfuerzo común es el que ha permitido desarrollar diversas líneas de investigación y presentar sus resultados en distintos formatos, uno de ellos es la exposición Ka’kao. El árbol secreto: el viaje del cacao entre México e Italia a México, la cual también podrá admirarse en nuestro país dentro de un año. El Museo Nacional de las Culturas del Mundo, en el Centro Histórico de la capital mexicana, será la sede en noviembre de 2022.
También, vía remota, el embajador de Italia en nuestro país, Luigi de Chiara, resaltó que esta exposición es un diálogo entre pasado y presente, pues así como el cacao era considerado alimento de los dioses por las civilizaciones precolombinas, en la actualidad no deja de ser un recurso que requiere de un consumo responsable, condiciones laborales dignas y medios de producción sustentables.
Por lo anterior –dijo–, es una manera de reflexionar sobre los objetivos que persigue la Organización de las Naciones Unidas, a través de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los acuerdos de la Conferencia sobre el Cambio Climático 2021 (COP26), que se efectúa actualmente en Glasgow, Escocia.
De acuerdo con el cocurador, Massimo De Giuseppe, la historia del cacao, propósito de esta exposición, “ofrece el ejemplo de un amplio y articulado proceso de “glocalización” (concepto que implica “pensar globalmente y actuar localmente”) que une territorios, viajes, experiencias, en una transformación perpetuamente suspendida entre la dimensión local y global. Una historia que ha tenido un profundo impacto social, cultural y económico a lo largo del tiempo, afectando también al imaginario colectivo”.
Otro de los frutos del proyecto de investigación es un documental rodado este verano en México, por algunos estudiantes de esa universidad, dirigidos por Giuseppe Carrieri, quien comentó: “Lo que hemos grabado, con la guía de chamanes, es un ritual de iniciación. Vimos una raíz eterna en ello, pero la grabación jamás se acercará al acto, no puede describirse en palabras”. Extractos del filme podrán verse durante la permanencia del montaje en el Open Space.
Ka’kao. El árbol secreto —italianizando el antiguo término maya chol kakaw— expone la importancia dada por las culturas prehispánicas a esta planta, no solo por su valor alimenticio sino también curativo, religioso y económico, ya que su fruto fue usado como medio de cambio y tributo, enlazando así los arcanos del tiempo y espacio mesoamericanos: inframundo, plano terrenal y supramundo. Un viaje en el tiempo, a lo largo de huellas antiguas, registradas entre las ruinas y persistentes en los pueblos mayas, pero también un viaje hacia el futuro, entre los laboratorios de genetistas y biólogos.
Este itinerario por los elementos de la tierra, los rituales humanos y el ciclo de la vida, traza un camino de más de 10 mil kilómetros cruzando el Atlántico, desde México hasta Italia, pasando por Módica, para llegar al corazón de Milán, sostuvieron el comisario Giuseppe Carrieri y el responsable del montaje, Sergio Pappalettera.
Por último, la investigadora de la Dirección de Estudios Históricos del INAH, Clementina Battcock, y la directora general de Memórica, Gabriela Pulido Llano, señalaron que beber cacao representaba un rito vital para las civilizaciones mesoamericanas, nunca de muerte, y se congratularon que la exhibición conlleve un tornaviaje a México.