Resiliencia de bosques secundarios

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Mérida, Yucatán.- Los bosques secundarios son aquellos que se han recuperado después de que se ha eliminado la cubierta vegetal por intervenciones del hombre. Para conocer cómo ocurre su proceso de recuperación, un grupo de 45 investigadores de Holanda, América Latina, Estados Unidos y Canadá emprendieron un proyecto para medir las diferentes etapas de su desarrollo y la cantidad de biomasa que pueden llegar a alcanzar, con resultados publicados recientemente en las revistas científicas Nature y Science Advances.

En el trópico, el desbalance entre la deforestación y la regeneración de los bosques tiene profundas consecuencias para el ciclo global del carbono. Uno de los estudios se concentró en explorar la influencia del clima, el paisaje y el uso del suelo previo en la recuperación de biomasa en los bosques secundarios; en otro estudio, se generó información y mapas para guiar los planes de mitigación de carbono en bosques a nivel de América Latina con base en las tasas estimadas de regeneración natural y abandono de las parcelas.

José Luis Hernández Stefanoni, director de la Unidad de Recursos Naturales del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), señaló en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt que cada investigador se encargó de obtener mediciones en torno a las diferentes etapas de desarrollo de bosques de sitios ubicados en diferentes lugares en el espacio, y con esto realizaron inventarios que permitieron conocer la cantidad de biomasa que tenían los diversos tipos de bosques para conocer de qué manera los bosques secundarios se recuperan hasta tener las características de un bosque no intervenido.

“Se observó una dato interesante: los bosques secundarios capturan hasta 11 veces más carbono que un bosque natural debido a que están creciendo y, por otra parte, que hay mucha variabilidad en los ecosistemas en cuanto a la cantidad de carbono que pueden captar, pues esto depende mucho de la precipitación y de las condiciones del suelo”, apuntó Hernández Stefanoni, quien pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) con nivel II.

El investigador expresó que se generó un mapa en el que se muestran las cantidades de carbono aproximadas que se pueden capturar por diferentes tipos de bosques secundarios, y cuáles son los factores de clima, suelo, fragmentación y condiciones alrededor de los sitios que más influyen en la captura del carbono.

Sustitución del tiempo por el espacio

Los tamaños de parcelas y las formas de captura fueron decididos de manera independiente por cada investigador, y los resultados fueron agrupados, tratando de homogeneizar los problemas que se pudieran presentar al tener distintos tamaños de muestras para someterlos a comparación.

El CICY aportó dos grupos de datos de cronosecuencias del sur de Yucatán y de Quintana Roo. En cuanto a las metodologías, Hernández Stefanoni explicó que para estudiar la sucesión de los bosques existen dos maneras. En la primera, el investigador selecciona un área de bosque que ha sido intervenida para medirla a través del tiempo y conocer qué tan rápido se recupera en cuanto a su estructura, sus diámetros, biomasas y también en cuanto la diversidad de especies.

“Hemos visto que la biomasa se puede recuperar rápidamente, a los 20 o 30 años un bosque tiene la estructura de un bosque primario, pero la diversidad es más complicada de recuperarse”, apuntó al respecto.

Este proceso es difícil de observarse porque tiene una duración de muchos años, mientras que con la metodología de cronosecuencias se puede sustituir el tiempo por el espacio. “Lo que hacemos es muestrear bosques en distintas condiciones de diferentes edades de abandono (que hayan sido abandonados recientemente o que tengan de cinco a 20 o más años de abandono), y con esto tenemos la estructura de tiempo ubicada en distintos espacios, tratando de cuidar que las condiciones que generan esos bosques sean relativamente similares para que no haya otros factores que estén influyendo”.

La revista Nature publicó los resultados del análisis de la recuperación de la biomasa vegetal aérea durante la sucesión secundaria de 45 sitios de bosques y cerca de mil 500 parcelas forestales, cubriendo los principales gradientes ambientales en los neotrópicos. El estudio presentó un mapa de recuperación de biomasa en América Latina que ilustra la variación geográfica y climática del potencial de captación de carbono durante la regeneración del bosque; además de que también mostrará estrategias para minimizar la pérdida de bosque en áreas donde la resiliencia de biomasa es naturalmente baja, y promoverá la regeneración de bosques y restauración en tierras bajas húmedas tropicales con alta resiliencia de biomasa.

En Science Advances, el modelo demostró que en 2008 los bosques secundarios (de uno a 60 años de edad) cubrían 2.4 millones de kilómetros cuadrados de tierra (28.1 por ciento del total del área de estudio). A través de 40 años, estas tierras pueden acumular potencialmente un total de carbono sobre tierra de 8.48 megagramos en la biomasa vegetal aérea a través de regeneración natural de bajo costo o regeneración asistida, correspondiente a una captación total de carbono de 31.09 megagramos de carbono. Este total es equivalente a las emisiones de carbono de combustible fósil que se usaron en los procesos industriales de toda América Latina y el Caribe desde 1993 hasta el 2014.

Agencia Informativa Conacyt

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