Transgénicos, una amenaza real para la agricultura oaxaqueña

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Los pueblos y comunidades en defensa de la vida, por la soberanía alimentaria, autonomía y libre determinación, precisaron que las mujeres han mantenido un aporte fundamental para los pueblos indígenas que han habitado Oaxaca.

Estas mujeres enfrentan grandes desafíos, los programas y políticas públicas que hacen más profundas las brechas de género bajo lineamientos que reproducen la distribución sexual del trabajo, aumentan las jornadas de trabajo y desprecia prácticas de intercambio y de producción de autoconsumo.

En Oaxaca, a partir de septiembre de 2012, se celebra la conmemoración del Día Nacional del Maíz Nativo, reuniendo, año con año, a jóvenes, campesinos, organizaciones comunitarias y de la sociedad civil, investigadores independientes, estudiantes, radios comunitarias y artistas para celebrar la vida de los pueblos, las practicas campesinas tradicionales.

En las últimas décadas, el interés por despojar a los pueblos de sus medios de vida se ha vuelto cada vez más violento y crudo desde una lógica mercantil o meramente económica.

El Estado abandona la responsabilidad de garantizar una vida digna, generando marcos normativos y procedimientos que facilitan el despojo por parte de las empresas. Las empresas se proponen apropiar la riqueza genética y biológica de las semillas, quieren limitar la posibilidad de continuar realizando prácticas tradicionales que sustentan la colectividad, bajo los intereses económicos.

Pese a la prohibición para la siembra experimental de maíces transgénicos en México, se han encontrado zonas que muestran contaminación en el estado de Oaxaca, entre 2001 y 2004, se descubrieron y denunciaron públicamente las primeras contaminaciones por transgénicos en la Sierra Norte, Valles Centrales, Mixteca y Sierra Sur.

Tales maíces son producto de la modificación genética, buscando mejorar la productividad, han sido presentados como una oportunidad para resolver los problemas en el campo para la producción de alimentos.

La posibilidad de contaminar con transgénicos las parcelas vecinas es alta, debido a la polinización natural de las plantas. La contaminación del maíz mediante el uso de semillas transgénicas es un crimen, pues con ello se afecta no sólo la alimentación, sino la cultural.

Recientemente, se anunció que Bayer compró a Monsanto por 66 millones de dólares, esta última principal empresa en el desarrollo de maíz transgénico. Estas fusiones y adquisiciones no se tratan únicamente de semillas y agrotóxicos, sino del control global de todos los insumos agrícolas y de la seguridad alimentaria mundial.

Este problema es una responsabilidad del Estado que no está regulando y supervisando la entrada de maíz del extranjero, además lo está canalizando a las tiendas comunitarias, como Distribuidora Conasupo S. A. (Diconsa), aunque se utiliza principalmente para consumo humano, en algunos casos los campesinos toman de estas semillas para la siembra.

Despertar Oaxaca

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