Un investigador de la Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) desarrollará un modelo agroecológico, con el objetivo de duplicar el uso de fertilizantes agroindustriales y así fomentar el rendimiento del cultivo del maíz.
Con 16 años de estudios sobre el tema, el científico Miguel Ángel Damián Huato refirió que 86 por ciento de los productores de maíz siembra más de seis millones de hectáreas bajo condiciones de temporal.
No obstante, tanto en la siembra temporal como en la de riego, el manejo de agroquímicos provoca una deficiente producción.
Por tanto, el rendimiento del cultivo de maíz temporal de 1980 a 2014 apenas aumentó 660 kilogramos con tecnologías basadas en el uso de fertilizantes agroindustriales, es decir, que en un promedio de 35 años, su crecimiento solo fue de 0.82 por ciento por año.
En entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el especialista de la BUAP aseguró que con la utilización de un modelo agroecológico, la producción podría duplicarse en 10 años.
Damián Huato explicó que a nivel mundial hay tres formas de manejo de cultivos: el convencional, el orgánico y el agroecológico.
Mencionó que la diferencia es que el convencional tiene como característica principal la utilización de agroquímicos y la siembra de híbridos o transgénicos. Por su parte, el manejo orgánico se caracteriza por sustituir los agroquímicos por insumos como composta e insecticidas orgánicos.
Mientras que el manejo agroecológico comprende el aprovechamiento de las ventajas que tienen los distintos cultivos sembrados de manera asociada para crear complementariedades y sinergias entre sí.
El también miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), mencionó que para determinar las ventajas del modelo, se evaluaron las tecnologías aplicadas en el manejo del maíz.
El objetivo de la investigación, en una primera etapa (2002-2009), era medir que tecnología recomendada por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) se utilizaba.
Añadió que en una segunda etapa (2010-2016) se agregaron otros dos objetivos: diseñar modelos de intervención agroecológicos, a fin de identificar a los productores más eficientes y el patrón tecnológico utilizado en el manejo de la milpa, proponiendo su transferencia a los productores que registraban menor capacidad de producción.
El agroecólogo comentó que el campo mexicano necesita volver a escuchar los saberes ancestrales de los campesinos, quienes no reconocen las malezas y las plagas como tales.
Resaltó que la diferencia entre el policultivo o manejo agroecológico y el monocultivo es que este último necesita de grandes cantidades de agroquímicos, lo que ocasiona la generación de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático, además de la contaminación de suelos y aguas.