Con el uso de lluvia sólida, agricultores del Estado de México y del país, pueden elevar su productividad y de una hectárea lograr cosechas de hasta 15 toneladas de maíz, en lugar de los 600 kilos que obtienen cada ciclo, afirmó Sergio Jesús Rico Velasco, inventor de este compuesto granulado realizado con carbón hidrogeno, nitrógeno y potasio.
Expuso que productores de Jalisco han probado con éxito este sistema en ejidos de extrema pobreza, donde apenas cosechaban 600 kilos por hectárea, que no les alcanzaba ni siquiera para el autoconsumo que les representaba una mengua ganancia de mil pesos al año de ingreso por hectárea.
“Ahora con lluvia sólida se sigue un sistema que se llama siembra en milpa, que en la misma base lleva maíz, frijol y calabaza, garbanzo y chile, esa hectárea les da 120 mil pesos en lugar de mil pesos y en lugar de 600 kilos de maíz salen desde ocho hasta quince toneladas por hectárea”.
El ingeniero químico egresado del Instituto Politécnico Nacional, comentó que en el Estado de México, los campesinos mazahuas del municipio de San José del Rincón han comenzado a implementar el uso de lluvia sólida en sus cultivos, con el apoyo de la iniciativa privada y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
En San José del Rincón se han hecho programas forestales, hortalizas e invernaderos, todo aquello que da capacitación a los mazahuas para la producción de los alimentos y también en la ciudad se ha utilizado para la plantación de árboles, concretamente en el Cerro de la Biznaga en Atizapán de Zaragoza.
“He presentado mi producto como una solución a los problemas de hambre y de pobreza, porque donde no hay agua no hay alimentación. Hay mucho interés en el apoyo por despensas, la comida, los comedores comunitarios, todo es gasto y más gasto. Este plan de lluvia sólida, está técnica ayuda o enseña al campo a producir, a que tenga sus propios alimentos y ya no tengan que ir a la casa pública a extender la mano a ver si le dan una despensa”.
El inventor, comentó que base a la experiencia que ha tenido de muchos años, se puede afirmar que con esta técnica, el agricultor se ahorra hasta 91% de costos de producción, que está representado por el propio valor del agua, los fertilizantes que se aplican, la mano de obra y también energía que se requiere para el bombeo.
“Con esta tecnología puede haber un ahorro de hasta 91% y por otra parte se incrementa la productividad, como les digo, también hemos logrado sacar 220 toneladas de caña de azúcar por hectárea, en lugar de las toneladas que se obtenían”.
Milenio
