Para el próximo mes de diciembre, los capitalinos podrán adquirir cebolla bola producida en la Ciudad de México, ya que un joven trabajador del campo de Tlalpan espera un volumen de entre 80 a 100 toneladas, las cuales serán comercializadas con apoyo de la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec).
Adriana Contreras Vera, directora general de Desarrollo Rural, visitó el predio de dos hectáreas que se ubica en el poblado de San Miguel Topilejo, donde Leonel Nápoles, ingeniero agrónomo de la Universidad Autónoma Metropolitana y heredero de una tradición de campesinos, explicó todo el proceso de producción de la verdura, esencial en la comida que se consume en la capital y en el país.
Indicó que el ciclo de producción de la cebolla es anual y los primeros tres meses del año se dedican a la preparación de la tierra, con trabajos para deshierbar y hacer los surcos con la rastra, sustituyendo al azadón y la mano de obra manual.
Con el dinero que aportó la Sederec para la compra de la rastra que va unida a un tractor, en dos o tres horas, un solo hombre puede arar una hectárea, mientras que con azadón, son varios días de trabajo y el pago del jornal es de al menos cuatro trabajadores.
El ingeniero agrónomo detalló a la servidora pública que en febrero del año pasado, comenzó la siembra en el estado de Morelos; de dicha producción, obtuvo en el mes de mayo los almácigos, los cuales trajo a su terreno y trasplantó en el mes de julio. En 2017, el cultivo y cosecha de cebolla bola de Leonel Nápoles es 100 por ciento de la Ciudad de México.
Aunque en Morelos el proceso de producción y “engorda” de la cebolla bola dura cuatro meses, el clima frío de Tlalpan hace que se requiera al menos medio año para que esté lista la cosecha, “pero se aclimató muy bien y ahora no tuve que comprar almácigos allá, esta cebolla ya será de la ciudad, nativa de aquí”, dijo.
Señaló que en los meses intermedios, hay que preparar la tierra con nutrientes, evitar que se llene de hierbas y utilizar abonos orgánicos, como la composta de gallina, la cual también le sirve para producir rábanos, espinacas y elote al mismo tiempo, pero en pequeñas cantidades.
Leonel Nápoles agregó que la cebolla que se consume en la ciudad, en su mayoría proviene de estados del norte del país, como Sonora o Sinaloa; cuando se acaba sigue la de Morelos, pero en diciembre de este año ya habrá la que él produce en Tlalpan para la capital.
El ingeniero atribuyó el alto costo de producción –al menos 50 mil pesos por hectárea-, a que no haya más personas productoras capitalinas de esta verdura, porque de acuerdo con su experiencia, cuando hizo sus prácticas profesionales, en Tláhuac y Xochimilco hay muy buena tierra para este cultivo.