El fuego ha sido usado por el hombre de manera ancestral y está muy relacionado a la agricultura desde tiempos remotos. El fuego en la agricultura es utilizado como técnica para la eliminación de cobertura vegetal residual de una cosecha previa, como método de control de diferentes plagas y, comúnmente, se maneja para las cosecha como la caña de azúcar.
El uso del fuego en el sector agropecuario representa un riesgo por los daños provocados en la calidad del aire, la pérdida de biodiversidad y empobrecimiento de los suelos de cultivo, entendemos que una quema agropecuaria mal dirigida puede terminar en un incendio forestal, por lo anterior, se está trabajando para transitar a una agricultura de conservación y que cuide el medio ambiente.
A través de MasAgro se ha hecho posible que aproximadamente 200,000 hectáreas que antes se quemaban ahora ya no sean objeto de esa práctica
En este sentido, se trabaja en alternativas para evitar las quemas agropecuarias que favorecen la conservación de los suelos y mejoran la producción, en este contexto es que se está desarrollando la iniciativa #MiParcelaNoSeQuema, que representa el trabajo conjunto del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) y de los Gobiernos Estatales que integran la Megalópolis (Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Morelos, Puebla, Querétaro y Tlaxcala), así como Chiapas y Guerrero.
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En lugar de quemar la parcela para limpiarla de rastrojo lo podemos incorporar al suelo como cobertura para mantener la humedad
Lo anterior, es parte de la implementación de las prácticas sustentables, que son clave para mitigar los efectos del cambio climático, dar respuesta a la crisis ambiental y proyectar un futuro saludable para el campo mexicano, son parte del compromiso que se consolida día a día para poner el conocimiento científico al servicio de la sociedad y para que, desde la agricultura.
